Agustín de la Rosa (1870-1950) – El poeta del caramillo

Hace tiempo que barruntaba uno la idea de escribir algo sobre un muchacho que, en el último tercio del siglo XIX, apuntaba muy alto en el mundillo de la música popular. Perfumaba con sus juveniles melodías el valle del Sequillo desde Benavides a Grixas Albas. Su rutinaria tarea era aprenderse esas viejas tocatas de danzas y bailables que llevaban en el repertorio su padre y hermano mayor. Ya era el redoblante de la familia, alternándose con el alguacil de su pueblo, “tío Cornetín”, pero quería dejar ese puesto a “Cleto”, el hermano menor de la familia.

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Agustín de la Rosa Gil. Foto: Instituto Zorrilla.

Después de muchos años dedicado a la docencia, y haber dado su última lección en el Instituto Nacional de Santiago el 31 de mayo de 1940, añoraba aún, su vieja charambita con la que trasteaba de adolescente sentado sobre la empinada y terrosa cuesta del castillo a la vera del río.

Quisiera, me dijeses
Río Sequillo,
si conservas las notas
del caramillo
que yo tocaba
en los atardeceres
y madrugadas1AGUSTÍN DE LA ROSA GIL. “Tierra de Campos”. Canto 1º (Poemario inédito), 1941.

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Vistas de las bodegas y alto del castillo de Herrín de Campos

Apuntes biográficos: “De orígenes humildes, pero ideas claras”

De familia muy humilde, Agustín de la Rosa Gil, nació el 5 de mayo de 1870 en Herrín Campos, y fue bautizado al día siguiente en la Iglesia del Salvador. Su padre, Martín de la Rosa Tejedor, era natural de Villalón, donde nació en 1840. De muy joven se traslada a ejercer como zapatero de viejo a la vecina localidad de Herrín en la calle Fuente Mala (hoy Padre Urbano). Martín era un afamado cantador de jotas, que tocaba la dulzaina (de ahí el apodo de “el dulzainero” ) y con ella alegró las danzas de muchos pueblos de esos que baña el Sequillo de la zona norte de Valladolid o colindantes de Palencia como Boadilla, Guaza, Villafrades, Gatón, Villabaruz, etc… Se casa en 1862 con Vitoria Gil Giraldo, una popular panderetera de Herrín, que tocaba los domingos el baile íntimo de la panera, acompañando los cantares de los mozos que también tañían maravillosamente las castañuelas.

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Partida de bautismo de Agustín de la Rosa

Fruto de este matrimonio nacerían cinco hijos: Lorenzo (1863), Simón (1866), Agustín (1870), Anacleto (1872), y Porfiria (1874). Lorenzo falleció muy joven, a la edad de 7 años. Precisamente a sus padres van dedicados estos versos de Agustín en el año 1941:

Voy a cantar a mi tierra,
como cantaba mi madre;
voy a cantar a mi tierra,
como cantaba mi padre.

Mi padre cantaba jotas
y mi madre seguidillas,
cantos que son españoles
y de la gente sencilla2AGUSTÍN DE LA ROSA GIL. “Tierra de Campos” A quien leyere. (Poemario inédito).

De niño fue a la escuela que se acababa de construir para niños y niñas con el maestro D. Agapito Gómez Betegón, pero al fallecer la esposa de éste, también maestra, el gobernador decidió cerrarla. Así denuncia, el diario El Pueblo Español, la situación mísera en la que quedó dicho maestro y que fundamenta el dicho de pasas más hambre que un maestro de escuela: «Llamaba la atención en las antesalas de la Gobernación un hombre de triste aspecto, rostro macilento y traje descompuesto, que con dos niños de corta edad asidos de las manos y otro de pecho en los brazos, venía a participar al señor gobernador su resolución de haber cerrado su escuela por no tener pan que dar a sus hijos, ni ropas con que cubrirles. Este infeliz era maestro de Herrín de Campos, quien después de ver fallecer a su esposa en medio de la mayor miseria ha tomado esta suprema resolución. ¡Oh desgraciada clase! ¡Oh mísera instrucción! ¡Y estamos en el siglo de las luces y tiempos de progreso!»3El Pueblo Español, 20 de julio de 1876

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Antigua escuela de Herrín. Foto: Roberto Cuervo.

Al no haber escuela en su pueblo, acude a la de Gatón de Campos, donde residía su tío Pedro de la Rosa Tejedor.

Y de Gatón me veo,
en su Escuelica,
donde estábamos juntos,
chicos y chicas;
y, tan contentos,
que pasaban las horas
en un momento.

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Antigua escuela de Gatón.

Continúa sus estudios diarios con el cura D. Remigio Escobar y por las tardes largas caminatas hasta Villalón, donde acudía a pie, compaginándolos con los toques festivos en distintas localidades en compañía de su padre y hermano Simón como segunda dulzaina. Agustín, ya había aprendido de su progenitor lecciones suficientes de los ritmos de caja más habituales y juntos anduvieron durante algunos años, pues la economía familiar lo requería. Una de estas andanzas, y bautismo de redoblante, la describe el poeta Maximino Rodríguez “Velay”:

Ha terminado la Misa,
el Templo vacío queda
porque la gente se agrupa
a la puerta de la Iglesia
a ver danzar los danzantes
los lazos por quien los quiera.
Allí están el TÍO Martín
o su hijo Simón, pareja
que tocando la dulzaina
no admiten la competencia:
De redoblante va un niño
guapo mozo y faz risueña,
hijo de aquel dulzainero,
que este año a tocar comienza:
Este chico es Agustín,
el que por sus propias fuerzas
llegó a ser un Catedrático
de mucho prestigio y ciencia,
que ha dado honor a su Cátedra;
y que por ser gala de ella
le retiene hoy jubilado
Santiago de Compostela.
La fama del dulzainero
no tuvo la recompensa
que merece; su dulzaina
canta, ríe, llora, suena
como si los propios Ángeles
Arpa celestial tañeran:
El arte del TÍO Martín
no tuvo par en su tierra4MAXIMINO RODRIGUEZ HERRERO. Villafrades de Campos, ¡Este es mi pueblo! Ferrol. 1945..

El hecho de que su hermano Simón, al que ya hemos estudiado ampliamente en La dulzaina en Tierra de Campos, consiguiese la plaza de dulzainero, alguacil y pregonero en Villarramiel, cambió los planes del muchacho, y de tocar danzas y bailes a los mozos en procesiones o paneras, le hizo emprender la carrera de la enseñanza. Se proponía ser médico y para ello se puso a trabajar como ayudante en varias farmacias de la capital vallisoletana que le sirvió para hacer la mili en Sanidad Militar.

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Natalio Cuadrado y Simón de la Rosa en la fiesta de Villafrades

Terminado el servicio prosigue sus estudios y poco después, a los 22 años, contrae matrimonio, el 19 de abril de 1893, con Vicenta de las Cuevas Población en la Iglesia de San Juan de Villalón. Vicenta, estaba viuda de Juan Viejo Pérez, un tratante de pieles con el que tenía un hijo, Antonio, y contaba con 31 años de edad. Residirán algún tiempo en el barrio de San Juan en una pequeña casa de la calle Hospital. De este matrimonio nacerían tres hijos: Amando, que falleció siendo médico en el hospital de tuberculosos de Valladolid infectado por uno de sus pacientes, Pilar y Umbelina.

Agustín es llamado a filas nuevamente con motivo de la guerra de Margallo o Primera Guerra del Rif, retornando a casa pocos días antes de nacer su hijo en 1894. A los pocos meses, se licencia por la Facultad de Ciencias. Curiosamente, el día de su licenciatura sería muy triste para él ya que falleció su madre, a la que adoraba. Victoria Gil murió el 9 de octubre de ese mismo año como consecuencia de una extraña infección producida por un flemón.

Agradeceré, digas,
Herrín de Campos,
donde nació mi madre,
¡mi tierno encanto!
¿Pensaste en mí
durante cincuenta años,
como yo en ti?

Se traslada nuevamente a Valladolid buscando nuevos horizontes y allí pasará casi dos décadas de labor educativa en varios colegios e institutos. Curiosamente El Norte de Castilla en una de sus notas de sociedad da noticia de esta pequeña anécdota que le sucedió con un conocido delincuente: “Al llegar anoche a Valladolid el mixto de Galicia y Asturias, a las once y diez y antes de que el tren parase, entró en un departamento de tercera un individuo y acercándose al Auxiliar de Ciencias de este Instituto don Agustín de la Rosa Gil, pretendió arrebatarle la cartera del bolsillo, cuando este señor iba a entregar unos paquetes por la ventanilla. El señor de la Rosa hizo entonces un soberbio quite, que repercutió en la cara del carterista”5EL NORTE DE CASTILLA, 17 de julio de 1912..

La pérdida de su hijo supuso un terrible varapalo que le hizo cambiar de aires y opositar a Cátedras, obteniendo la de Agricultura y Técnica Agrícola del Instituto de Santiago en 1920. “Cuando llegué allí, todos creían que era un paniaguado de Santiago Alba, el político de mi tierra. Pero pronto se quedaron asombrados al ver que yo dominaba todas las disciplinas”6RAIMUNDO GARCÍA DOMÍNGUEZ “Borobo”. Diario EL Alcázar.

La muerte de su esposa Vicenta, en diciembre de 1934, hace que se plantee volver a Valladolid a un instituto de nueva creación en 1935, pero decide renunciar y se jubila poco tiempo después, recibiendo un multitudinario homenaje de compañeros y alumnos del Instituto Arzobispo Gelmírez como pocos se han podido hacer a docente alguno.

Tras su jubilación, se refugió en las composiciones poéticas, que comenzó en agosto de 1935, cuando viaja, a la isla de la Toja para descansar y reponerse del varapalo familiar y comienza a escribir sus lembranzas, para que sus hijos y nietos conozcan los antecedentes de su juventud. Un conjunto de poemas en ocho cantares a la Tierra de Campos.

Durante su vida, fue Agustín una persona generosa que ayudó a mucha gente necesitada. En Villalón, cuando el alto índice de natalidad obliga a muchos jóvenes a emigrar, llegó a pagar un viaje a Cuba a dos personas de la localidad que no tenían recursos.

Falleció de muerte repentina por un colapso cardíaco un 5 de agosto de 1950 y pasó a formar parte de ese profesorado del limbo de los niños fallecidos sin acristianar que tanto abundaba en su época7Cuenta Agustín en una pequeña reseña que le dedica “El Alcázar”, cuando tenia 80 años y se le hacía un homenaje por sus alumnos, que le decía un ingenioso sacerdote que al morir no iría al cielo, pues se quedaría en el limbo de los niños, dándoles clase. RAIMUNDO GARCÍA DOMÍNGUEZ “Borobo”. Diario EL Alcázar..

La docencia: "Etapa vallisoletana"

En su vida de estudiante, Agustín fue un ejemplo de tesón y perseverancia. Dio clases en diversos colegios de la capital para poder vivir, y fundó una academia en su pueblo en 1888 cuyos gastos de luz y local subvencionaba el ayuntamiento. El escaso resultado de estas empresas le arrastró a practicar en una farmacia para poder pagarse el preparatorio de Medicina que aprueba con notas. Para ello, tuvo un compás de espera de casi un año y poder seguir la carrera universitaria obligado por los escasos recursos económicos de su familia.

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Hospedería de Santa Cruz. Instituto de Enseñanza Secundaria a finales del s.XIX (Valladolid)

Tras su licenciatura en Ciencias Físico Químicas, comenzará a educar las primeras promociones de alumnos, con lecciones originalísimas, sanas y amenas. Lo mismo explicaba Física y Química que Matemáticas o Historia Natural. Remotos años en que empezaba, según sus palabras, desbravando a los chicos más díscolos y traviesos, expulsados por imposibles de todos los colegios superfinos.

Su verdadera ilusión era la de ser maestro y quería serlo de su propia escuela y así, con 27 años, funda un colegio en Villalón en el que trabaja intensamente siete años8En un censo de 1898 figura como Licenciado en letras y vive en c/ Hospital..

Regresa de nuevo a Valladolid ejerciendo como auxiliar de instituto y se hará socio de algunas asociaciones culturales vinculadas a la ciudad. Tras su refundación en 1909, lo hará también del Ateneo Vallisoletano que se definía como “una sociedad que tiene por objeto fomentar la cultura científica, literaria y artística insistiendo en la tolerancia y el respeto que se debe a todas las opiniones y creencias”. Era centro neurálgico donde se potenciaba la cultura castellana.

Participará en los ciclos de conferencias literarias junto con personajes ilustres como Unamuno, Valle Inclán, Pardo Bazán, Jacinto Benavente, y algunos vallisoletanos como Vicente Gay, Francisco de Cossío, Antonio Royo Villanova y Narciso Alonso Cortés. El 27 de marzo de 1913 daría una conferencia sobre el tema: “Los sentidos de las plantas” en un concurrido acto por el interés que despertaban los oradores invitados.

El año 1906 será importante en su carrera. Un grupo de profesores, con las mismas inquietudes, se reunieron en una cervecería sita en la calle del Salvador, con la idea de fundar un colegio entre ellos: Agustín Enciso Briñas, Pedro Sanz Boronat, Agustín de la Rosa, Vicente Gómez Sigler, Francisco Mendizabal, y otros, se pusieron de acuerdo para alquilar un local e iniciar enseguida las actividades del nuevo centro. Se instalaron en un inmueble de la calle del Salvador y fue denominado con el nombre de la misma calle.

Cuando el colegio nació, la provincia de Valladolid era la cuenca nacional del cereal y de los pueblos de ella, muchos eran los alumnos que tenían que aprender las más modernas técnicas agrícolas, una de las especialidades de Agustín de la Rosa.

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Primera sede del Colegio El Salvador

Desde niño se interesó por el cultivo de Tierra de Campos, siendo el primero de España en descubrir la soja, convencido que esa leguminosa y su aporte proteínico podría ser importante para la economía del medio rural. La cultivaba en su propio jardín para poder mostrársela a sus alumnos9“Nuestro querido maestro y distinguido profesor de Agricultura en este Instituto D. Agustín de la Rosa ha sembrado por propia mano en un tiesto esta semilla al objeto de que sus alumnos observen planta tan interesante para la economía gallega y para que puedan decir y propagar una vez más que la Cátedra de Agricultura no es inútil y que no es tampoco un lugar cerrado sino un laboratorio de prácticas enseñanzas que a sus alumnos como continuadores suyos toca propagar y difundir en el agro gallego”.

Los primeros alumnos acudieron al curso 1906-1907, llevando las riendas del colegio Agustín Enciso (doctor en Filosofía y Letras y Licenciado en Derecho), y Agustín de la Rosa. En este centro se daban toda clase de enseñanzas: Escuela Militar, Facultades de Medicina, Derecho e Historia. Contaba con un competente profesorado y abundante material científico de Física, Química, Historia Natural, Agricultura, Museo Geográfico, etc.

Agustín, se vuelca en la formación de su alumnado que acompañaba con una buena pedagogía salpicada de anécdotas, tratando a sus alumnos con el cariño de un padre. Celebraban el día 1 de mayo su fiesta onomástica y los dos directores obsequiaban espléndidamente a sus alumnos con algunos regalos y chucherías, en la que no faltaba una animada becerrada en el frontón10El Norte de Castilla. 3 de mayo de 1910.

Tampoco faltaban las excursiones donde según Agustín los alumnos aprendían más que en clase. En 1911, El Norte de Castilla informa de una excursión a Rioseco del Colegio El Salvador: “Con una mañana verdaderamente espléndida, salió ayer el Colegio en tren especial a las ocho y media para la ciudad de los almirantes. Iban los alumnos acompañados de los directores don Agustín Enciso y don Agustín de la Rosa y profesorado del Colegio, y el viaje transcurrió alegre y animado. Una vez en la histórica ciudad y después de haber almorzado, los excursionistas visitaron las magnificas iglesias y otros monumentos de arte. Luego, en la plaza de toros, puesta galantemente a disposición de los excursionistas, y convertida en amplio refectorio, se sirvió abundante y bien condimentado menú. A continuación, y en la misma plaza de toros, se organizó un partido de foot-ball entre los equipos del Colegio, que mostraron su habilidad en dicho sport. Terminado el partido, los alumnos recorrieron las calles de Rioseco y compraron los exquisitos pasteles de hojaldre y crema, tan conocidos y celebrados. A las siete salieron hacia Valladolid en el tren especial, regresando sumamente satisfechos de la interesante y animadísima excursión que habían realizado”11El Norte de Castilla. Año 1911.

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Algunos alumnos y profesores en el patio del antiguo Colegio del Salvador

La sociedad de amigos del Salvador se quiebra en 1912, cuando Agustín Enciso compra en propiedad el colegio y de la Rosa entra a formar parte integrante del colegio Isabel la Católica, junto con sus compañeros Vicente Gómez Sigler y Nicolás López Serrano, muy acreditados de la enseñanza local. Agustín compartirá la dirección con D. Luis Pérez Rubín. Aquí la enseñanza estará enfocada a alumnos internos, mediopensionistas y externos con preparatorios de Medicina y Farmacia, ingreso en las Academias Militares y carreras especiales con clases abiertas todo el año. La primera sede de este colegio estaba situada en un local de la Plaza de San Miguel, nº 6.

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Colegio Isabel La Católica de Valladolid

Poco tiempo estuvo en Isabel la Católica. Terminada la construcción del Instituto de Enseñanza Media que había diseñado su paisano Teodosio Torres en la Plaza de San Pablo, se incorpora como maestro auxiliar. D. Agustín, era de la opinión que todas las escuelas primarias fuesen mixtas y al frente de cada una de ellas un maestro y una maestra, los cuales, a ser posible, fuesen esposos. No lo era tanto en el periodo del Bachillerato: “…hasta que la ética haya enseñado a los adolescentes los mutuos respetos que están obligados a guardarse los compañeros de distintos sexos”12El Eco Gallego, Carta Abierta, 4 septiembre 1934

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Curso 1913-1914 del Instituto Zorrilla. Los profesores son D. Agustín de la Rosa, D. Policarpo Mingote y Tarazona y D. Guillermo Núñez Meriel. Foto: Instituto Zorrilla.

Como hemos señalado antes, la pérdida de su hijo le afectó en gran manera y a pesar de su edad, 50 años, desea cambiar de aires y se presenta a oposiciones, ganando la Cátedra de Agricultura y Técnica Agrícola e Industrial en el Instituto Arzobispo Gelmírez de Santiago con el sueldo de 4.000 pesetas. Sus compañeros y alumnos de Valladolid le darán un banquete de despedida en el Edén, aunque no se desligaría del todo de Valladolid donde solía pasar algunos días de vacaciones visitando a familiares y amigos.

La docencia: "Etapa gallega"

Apenas dos años después de instalarse en Santiago, su escaso salario le obliga a compaginar la docencia en el Instituto con aulas en la Universidad, primero como auxiliar en la especialidad de cristalografía (1922) y después de electroquímica (1926). En 1924 solicita al Rector autorización para dedicarse a la enseñanza privada no secundaria que le es concedida. Además, este hace posible que pueda percibir una mayor asignación de sus haberes como sustituto de clases prácticas de la Facultad de Ciencias del profesor Isidoro Parga Pondal.

Instituto Arzobispo Gelmirez de Santiago de Compostela. Foto: Wikipedia.

Poco después, el 4 de abril de 1927, sus compañeros de claustro acuerdan nombrarlo director de centro grado medio, cargo que desenvolverá con responsabilidad, e implicándose en la formación y la realidad vital de sus alumnos. Publicó algunos escritos pedagógicos y otros reivindicativos sobre la labor de la enseñanza, en el diario Eco de Santiago: A los cursillistas que sientan verdadero amor por la enseñanza13El Eco de Santiago, en ocho artículos desde junio hasta agosto de 1932Carta abierta para los Maestros cursillistas que se preguntan cual es la mejor forma de gobierno14El Eco de Santiago, 8 de septiembre de 1932, A mis colegas y a los dirigentes santiagueses15El Eco de Santiago, 4 de septiembre de 1934, o Mi granito de arena. Siempre adelante16El Eco de Santiago, 30 de agosto de 1932.

Su paso por la Dirección del Centro y como ayudante de la Facultad de Ciencias de la Universidad son conocidísimas. “Si alguno de vosotros ha sido alumno de don Agustín, habrá tenido ocasión de advertir su fluidez de palabra, su amenidad, su clase salpicada de anécdotas, su afán por enseñar, sus consejos paternales, su ternura. En la clase de Agricultura nadie se aburría. Allí se aprendía cuestiones interesantes de geología, biología de geografía humana, de química, de técnica industrial y hasta de poesía”17J. Pereira, “Don Agustín de la Rosa o el pedagogo nato”. El Correo Gallego, 2 de octubre de 1949.

Colegio El Salvador. Fundación Joaquín Díaz.

Desde sus mocedades ya proclamaba el amor al trabajo, elevándole a la categoría de Mandamiento de la Ley Natural. Como docente de los diversos centros que tuvo el honor de dirigir, siempre recomendaba a sus discípulos, trabajo y esfuerzo. Colocaba en su aula y sitio más visible unas tablillas con pequeños poemas y frases expresivas de fundamentales ideas científicas, artísticas y morales, destacando la palabra Trabajo y la frase: OMNIA VINCIT LABOR (todo lo vence el trabajo). Siempre decía: “El trabajo es la gran palanca que eleva al hombre a la altura de lo divino”.

Organiza en 1933 un ciclo de conferencias sobre El Quijote, y en 1935, junto con un grupo de intelectuales, envían una carta al presidente del gobierno para que suspenda las penas de muerte. En mayo de 1940, poco después de fallecer su esposa, se jubila por haber cumplido la edad reglamentaria de los 65 años. Diversos actos y homenajes recibió tras ello. Todos los catedráticos le obsequiaron con una comida íntima a la que asistió el rector de la Universidad don Carlos Ruiz del Castillo, recibiendo los parabienes del claustro por la actuación que había desempeñado al frente del Instituto en pro del progreso de aquel centro de enseñanza.

Pocos meses antes de fallecer, en 1950, se le hace Director Honorario, en cuya toma de posesión del cargo se organiza un magno acto cultural en el que no falta la participación de sus antiguos alumnos ejecutando algunas obras musicales y la lectura de composiciones poéticas que eran dos de sus pasiones.

Fue, a lo largo de su vida, un maestro de cuerpo entero. Atesoraba un enorme caudal de conocimientos y los exponía con claridad insuperable. Gozaba enseñando y siempre deleitaba a sus oyentes. Era un trabajador infatigable del que tomaron buena nota sus discípulos. “Los que me tratan, saben, que mi característica es la sinceridad; por consiguiente, he de manifestar aquí, lo que tantas veces he dicho a mis discípulos, y es: Agradezco más a los míos el haberme obligado a trabajar en las faenas agrícolas durante los días de mayor calor y frío del año, que el dinero que gastaron en darme la carrera científica que poseo; y añadiré, que el trabajo es quien me ha producido los placeres más puros de mi vida. No existe placer como el sentido al oír: ¡Qué cosa tan admirable! y poder contestar sin jactancia, pero sonriente: ¡Eso lo hice yo!”18Pro Cultura. Carta de Agustín de la Rosa Gil y publicada por El Eco de Santiago el día 30 de agosto de 1934..

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Universidad de Santiago

El poeta de la Castilla llana

Tras su jubilación comenzó a redactar versos, algunos publicados en prensa y otros aún anónimos. Una de esas obras desconocidas es una canción postrera de amor al agro, dividida en ocho cantos a “La Tierra de Campos”, que dedicó a sus hijos y descendientes, cuando contaba 71 años de edad. Hay que hacer constar que Agustín estaba emparentado con el poeta León Felipe, cuyo padre, el notario Higinio Camino de la Rosa naciera en la misma localidad de Herrín.

Parda Tierra de Campos,
mi llana cuna,
más dócil y más brava
que otra ninguna:
¿Por qué te quiero?
¡Porque ser campesino
es lo primero!
Eres, Tierra de Campos,
un pedacito
de la Meseta Norte,
bastante altito;
Y nadie ignora,
que todas las regiones
Te aman, te adoran.

¡Dime, Tierra de Campos,
dí, Tierra Mía!
¿Por qué no me inspiraste
la Poesía?
¡Te la inspiré
mas no la cultivaste;
me explicaré:
Tu no naciste rico
y, los poetas,
surgen, cuando tuvieron
unas pesetas:
¡Sigue cantando
que, con gusto, Tu Tierra
te está escuchando!

Sus poemas son un tesoro etnográfico de esa Castilla profunda, pues recuerda en ellos la vida cotidiana de Herrín, un rústico pueblo de Tierra de Campos. Las carreras de gallos; los refranes y vueltas de San Antón; las bodas de rebociño con sus cantares de sobremesa; las lagaretas y los pringosos coritos; las hogueras donde los mozos cantaban y bailaban con alborozo;  la fiesta de plenilunio del abril y la maya; la famosa Rueda de San Antonio; o las matanzas, donde siempre había danza.

Canta, en sus composiciones, su gratitud y afecto a Galicia en odas o sonetos, como: A Galicia; Canto de gratitud al Grove; La perla de la ría de Arosa o A la playa de La Lanzada. En esta última sirve de introducción un poema del vallisoletano Gaspar Núñez de Arce, La Pesca, quien, al igual que Agustín de la Rosa, fue socio del Ateneo vallisoletano, y participó de una forma activa en la difusión de la cultura vallisoletana.

A GALICIA

Sé que alguien te insultó cobardemente.
Perdonémosle. No te conocía.
Si te hubiera tratado un solo día,
si te hubiese mirado frente a frente,
ante ti se inclinaría reverente.
Porque, si tu esqueleto es de granito,
tus carnes son de fino terciopelo,
y de un trozo de mar y otro de cielo
se formaron tus ojos rebonitos
capaces de sondar el infinito.
Porque eres hembra de senos rollizos,
y primorosa cual hoja de acanto:
porque eres ninfa de púdico encanto;
porque eres hada de ondulados rizos
y alma dotada de dulces hechizos.
Porque eres la madre de trabajadores,
que van por el mundo repletos de aliento,
sin temor al rayo ni al agua ni al viento,
y, por ser sufridos, se hacen labradores,
y, por ser valientes, se hacen pescadores.
Por fin, yo te digo, a fuer de sincero:
Polícroma Tierra, Tierra Galiciana,
eres lo más bello de la Tierra Hispana;
eres cariñosa, lar de caballeros….
Cuanto más te admiro, tanto más te quiero.
Siempre tu hermano.
Un castellano.

En ellas también está el pésame y aliento al amigo que pasa por trances amargos, como una elegía al decano de la Facultad de Ciencias, Mariano Álvarez Zurimendi, o los triunfos que obtienen sus discípulos. Proclamas pedagógicas en A mis alumnitos, o El amigo árbol, de amor al trabajo, los animales y la naturaleza.

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Pero, sobre todo, lo más atractivo, para mí, de Agustín de la Rosa es el que siempre llevó en el corazón el amor a su tierra, inseparable al de los recuerdos de su niñez. Su verbo es la expresión viva del suelo castellano, buscando siempre la sencillez de esta tierra seca. En su égloga titulada, Lembranzas Campesinas, describe escenas de ese pasado en que él, en su juventud tantas veces motril de siega, montado en su borriquillo llevaba el botijo y la olla con el cocido a sus hermanos que segaban la espiga candeal de algún terrateniente.

Atraído por el influjo de la prosperidad, Tierra de Campos perdió un dulzainero de alto nivel que habría sacado del sonido de su caramillo el sentir de su poesía. Le encantaba el calor del hogar, el ambiente folklórico que le rodeaba y las fiestas y romerías de las tradiciones de su tierra. La humanidad que trasmite en sus poemas, me recuerda a aquel viejo dulzainero de Villabaruz que, perdido el juicio, bajaba a buscar su inspiración en las sucias aguas del Sequillo.

Me estoy viendo en mi cocina
y tañendo mi flautín,
y bailando a mis vecinas
en mi casica de Herrín.

A mi madre la estoy viendo
en la trébede sentada
tocando la pandereta
y cantando mil tonadas.

Me veo bailando en Guaza,
en Boadilla y en Gatón,
y tocando en Villafrades
a su Virgen, la función.

Agradezco la información facilitada por mis amigos de Herrín, Fidel Acero y Julita del Rey. También a Patricia Arias Chachero, quien estudia parcialmente su poemario; y a la profesora de griego, María Luz Prieto Prieto (D.E.P.), por el interés que también mostró en dar a conocer algunas de sus obras. Igualmente muestro mi agradecimiento a Carlos Basas Faure, secretario de la Asociación Amigos del Instituto Zorrilla.

Sus composiciones conocidas:

– LEMBRANZAS CAMPESINAS. GANARÁS EL PAN CON TU FRENTE
– LEMBRANZAS CAMPESINAS PARA EL CANCIONERO POPULAR
– TIERRA DE CAMPOS
– UNA TORMENTA DE VERANO EN VILLALÓN DE CAMPOS
– A GALICIA
– A LA PLAYA DE LA LANZADA
– CANTO DE GRATITUD
– LA PERLA DE LA RÍA DE AROSA
– AL CORDIAL AMIGO MARIANO ALVAREZ ZURIMENDI
– A MIS ALUMNITOS
– CARTA ABIERTA A ROBERTO CELA MACEIRA
– AL AMIGO DEL ARBOL
– ARBOL

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