¡Oh, glorioso San Pelayo! El palilleo de Villabaruz

A Carlos Porro y Elías Martínez quienes hicieron hace años un trabajo impecable de documentación de la misma.

Es difícil hoy día ser optimista respecto al futuro que deparará a muchos de los pequeños pueblos de Tierra de Campos y por eso se agradecen acciones como la de José Alberto Ruiz, que tratan de recuperar y poner en valor tradiciones perdidas como el palilleo de Villabaruz de Campos durante la fiesta de su patrón.

La danza en estos pequeños pueblos es uno de los elementos más valiosos de su patrimonio. Una herencia o legado recibido de generaciones pasadas,  y por ello muchos de sus habitantes la sienten como algo identitario. En palabras de mi amigo el fallecido canónigo e historiador Jonás Castro: “las danzas son uno de los valores que no deberíamos perder en nuestros pueblos”.

Foto: Fundación Joaquín Díaz. Colección Carlos Porro.

Son tan antiguas o más que la del propio patrón o patrona y la mayoría de sus iglesias, ermitas, casonas o palacios que forman parte del patrimonio material y artístico. La Unesco alienta a documentar, proteger, promover y revitalizar este patrimonio cultural, sin embargo en la mayoría de los casos solo se realiza a instancias de alguna persona por iniciativa propia y sin ningún apoyo institucional.

Foto: Fundación Joaquín Díaz. Colección: Carlos Porro.

A  mi modo de ver es importante la implicación de los propios vecinos por mantener estas costumbres tan antiguas y la transmisión entre las distintas generaciones. En el caso de Villabaruz han sido varias las ocasiones en las que desde que se dejara de representar de forma tradicional se han vuelto a recrear estas danzas en su procesión el día de San Pelayo, en la mayoría de los casos a través de grupos de danzas. Parece esta una buena oportunidad dada la afición que aún se mantiene por la danza en Villabaruz, y que algunos jóvenes descendientes del pueblo (aunque ya no residan en él de forma habitual) conocen el arte del palilleo, para que se retome de nuevo y que sean los lugareños quienes contribuyan a realizar la danza en su contexto habitual.

Hablando con Esther Miguel, que junto a Alfonso su marido, llevan tocando la procesión durante los años que no ha habido danza, me comentaba que los más mayores les piden melodías como las Habas Verdes u otras relacionadas con el repertorio de su danza, las cuales les suenan como “propias”.

Escasez de fuentes

En 1752 aparece documentada la danza de Villabaruz dentro de los gastos municipales del día del patrón, San Pelayo: “…cuarenta y cuatro de alquiler de las libreas para los danzantes, doce al instrumentero, treinta y ocho reales de gasto de refresco y comida”.

Año 1752. Catastro de la Ensenada, Villabaruz (A.G.S. Leg 652)

Entonces era villa de señorío que pertenecía a la Duquesa de Alba, tenía en torno a los trescientos cincuenta habitantes, y la gran mayoría de ellos se dedicaban a la elaboración de calcetas y medias de lana. También el concejo administraba uno de los molinos para la molienda del trigo y abastecer al vecindario y sus tahonas. Los mozos acudían a tarabillar1La tarabilla era un artilugio de madera que colgaba de una cuerda sobre la piedra del molino harinero y golpeaba la tolva para que despedir la molienda.o hacer la molienda, y a esto hace alusión una de las letrillas de los lazos titulado: “Veinticinco”.

Veinticinco me dan de tarea
Y uña de vaca me dan pa cenar (Bis) 
Buen zapatito me gasto (Bis)
Yo me lo gano y a tarabillar (Bis)
Año 1696. Instancia para que sea reparado el molino (A.H.P.VA, Protocolo 1260)

El hecho de que no se conserven los libros antiguos de las distintas cofradías, posiblemente destruidos en 1788, cuando desde el obispado se apremia a que se formen capítulos de reglas para su funcionamiento y se insiste en la prohibición de los gastos profanos, hace difícil conocer en profundidad y documentar la danza de una forma rigurosa, pero se intuye que no solo hubo danza en San Pelayo, sino también el día del Corpus. Según los libros de Fábrica de la Iglesia de Nuestra Señora de la Calle, en 1609 se da una ayuda a la Cofradía del Santísimo Sacramento “…para las fiestas que se hicieron el día del Corpus de doce reales”, siendo aumentados a treinta en 1610. De todos es conocido lo relacionadas que están estas danzas con la devoción popular y adquieren su máximo exponente en las citadas procesiones sacramentales donde se realizan junto a los Autos o representaciones teatrales.

El primer dato sobre la danza de Villabaruz nos llega de forma indirecta de la cercana localidad de Tamariz, donde hay noticias de éstas desde el siglo XVI cuando acudían sus danzantes, acompañando a la comisión de autoridades y cofradías que alumbraban en la solemne procesión a la Santa Reliquia de San Mancio, que organizaban los pastores de Villanueva. Se los unían los de Cuenca antes de pasar el río Sequillo. En el libro de Fábrica de la iglesia de San Juan de Tamariz hay frecuentes asientos de gratificaciones a los mozos que danzaban en la procesión del Corpus y en 1612 esta curiosa anotación: “Mas al escribano un real porque sacó el arrendamiento de las tierras que se arrendaron en Villabaruz. Y que se dio de limosna en la dicha villa de Villabaruz por los vestidos que dieron para la danza de día del Corpus, seis reales”.

Alquiler de vestidos para los danzantes de Tamariz (A.D.VA. Iglesia de San Juan de Tamariz 1612)

Por estas fechas merodeaba por Villabaruz el afamado tamborilero y maestro de danzas Lucas Martínez, del que ya hemos hablado en otro apartado de este blog, natural de Gatón, y marido de María Vera, una moza de Villabaruz a la que a buen seguro habría conocido en esos bailes que organizaban los mozos.

En el pasado esta villa tuvo cuatro ermitas y muchas cofradías (a mediados del siglo XVIII existían Santísimo Sacramento, San Pelayo, Nuestra Señora del Rosario, Nuestra Señora de la Asunción, Veracuz, y Ánimas de hombres y mujeres) que hablan bien a las claras de la religiosidad de este pueblo. La ermita de San Martín, situada en el teso del mismo nombre, fue la más antigua; también estaba la del Cristo del Humilladero; Nuestra Señora de Valparaíso; y la de San Pelayo que es la que permanece en pie después de su reciente reconstrucción.

Hasta 1727 las fiestas más celebradas eran la de Nuestra Señora de la Concepción y Santa Ana donde se daba refresco a las dos comunidades de la villa (eclesiásticos y justicia), para, posteriormente, pasar a tener más importancia la de San Pelayo de la que desconocemos su antigüedad.

Cuando pasa Madoz en 1850 sólo existían las dos últimas citadas; y los Libros de Fábrica de la iglesia aún las menciona hasta 1838. En 1830 se nombran cargos: “…Mayordomo del Santo Hospital al sr. Casimiro García y por mayordoma de nuestro patrón San Pelayo Leonarda Mediavilla”.2Libro de Fabrica de Nuestra Señora de la Calle de 1795 a 1851, f.129.. El abandono de la ermita de Valparaiso  se producirá a finales del siglo XIX. En 1731 se había hecho una restauración que incluía campana y esquilón realizados por José Portilla para lo que se emplearon seis carros de tierra para hacer el horno, una alanzada de adobes para lo mismo, etc. En todas ellas tenía la sede alguna de las citadas cofradías.

La cofradía Nuestra Señora de la Asunción, de la que se conservan libros desde 1678, es muy interesante y posiblemente también realizase danzas, aunque al estar prohibido por el obispo los gastos considerados profanos, no asientan las mismas. En sus comienzos era muy pobre y formada por pastores. Fundada en la ermita de Nuestra Señora de Valparaíso, celebraba su festividad el 15 de agosto, festejando también su víspera y la de San Roque un día después. Hacen nuevas reglas en 1760; y en 1797 aún celebraban misa cantada por los cofrades y también el día de San Roque. En este año se hace rogativa en torno a la ermita de Valparaíso y por la tarde se sacó para novena al Cristo de la Salud, Nuestra Señora del Rosario y el Patrón San Pelayo.

A esto alude este bonito canto de rogativa recogido a Sabina Mediavilla:

Que es aquello que reluce
entre aquellas cuantas velas
es el Cristo la Salud
que lo hemos sacado a novena.
 
ESTRIBILLO:
Cristo la Salud,
Rey de gran bondad
todo aquí este pueblo
clama tu piedad,
todo aquí este pueblo
clama tu piedad.
 
Los campos están
pasmados de hielo
y lo que os pedimos
es agua del cielo.
 
ESTRIBILLO
 
Las madres dan ayes
los viejos suspiran
y los pobres niños
llorando están de hambre.
 
ESTRIBILLO
 
Virgen del Rosario
Madre de Dios vivo
alcanzad de vuestro hijo
el agua del cielo.
 
ESTRIBILLO
 
Pelayo bendito
Patrón de este pueblo
alcanzad de Dios
el agua del cielo.
 
ESTRIBILLO
Retablo de San Martín. Iglesia parroquial Nuestra Señora de la Calle de Villabaruz.

Muy implicada en las actividades de Villabaruz estaba también la Vera Cruz que celebraban sus fiestas en cruz de mayo y septiembre. Mantenían la ermita del Humilladero, de la que se hace una importante reforma en 1797. Tenían varias propiedades de tierras, una precisamente en el cuadro o teso de San Martín donde estaba situada la desaparecida ermita. El Jueves Santo daban molletes de anís.

Noticias de la danza en el siglo XX

Hay abundantes testimonios gráficos de los danzantes de Villabaruz en este siglo. El primero de ellos nos muestra al dulzainero Mariano Senis acompañado a la caja por Hermenegildo Lerma “el pollero”, un buen redoblante y también excelente dulzainero componente de la cuadrilla de Ángel Velasco, quienes tocan a los danzantes que acompañan a la imagen de Nuestra Señora de la Calle durante una procesión sobre los años treinta. El dulzainero estaba casado con una moza de Villabaruz. Llama la atención el que el corpus de la danza estaba compuesto sólo por los ocho danzantes a los que no acompaña el típico botarga o birria.

La Guerra Civil cortó esta tradición en muchos pueblos y la moralidad reinante actuó como censora, y se produjo un divorcio entre lo religioso y lo folklórico. Muchos curas se negaban a que los mozos bailasen a los patronos en el interior de las iglesias “…vais a bailar pisoteando sobre vuestros muertos?”, decían algunos. Pocos años después se retomarían estas danzas, pero cuidandose muy mucho los danzantes de poner un pie sobre la tarima o suelo de la iglesia, pues estaba rigurosamente prohibido y tenía multa. Así también lo señalan Martínez y Porro en “El Palilleo de Villabaruz”: “… es de señalar que los danzantes procuraban retrasar la entrada de las imágenes lo más posible, llegando a penetrar en el templo ejecutando la contradanza enfrentándose con el sacerdote por esta práctica”.

En estas fechas están documentados por diversas fuentes los dulzaineros de Palacios, “los Cabezorras”, Raimundo Sánchez y sus hijos Emiliano y Miguel; o su primo Fausto del Río y su hijo “los Maltoca”; Nicanor Guzmán “el Cojo de Cabreros” e hijos; o Emiliano y Constantino Marcos “los Melgos de Torremormojón”, entre otros, que tocaron los lazos a los danzantes de Villabaruz.

En los años cincuenta se produce la gran emigración rural a las ciudades y con ello la desaparición de la danza, pero, aun así, preguntado por un periodista en el año 1954 a su alcalde, don Leónides García, por las fiestas dice: “…la de San Pelayo con nuestras típicas danzas. Somos pocos, pero sabemos meter ruido y guardar cuidadosamente la tradición”3Diario Libertad 7 abril de 1954, p.3.

A este alcalde lo vemos en una fotografía del año 1955 cuando le fue impuesta la medalla a la Orden de Cisneros. Acompañan a los danzantes los Melgos.

Recuperación de la Sección Femenina

Según Porro y Martínez, en 1962 hay una parcial recuperación que posibilitó la formación de un grupo suficientemente amplio de danzantes como para poder recordar las evoluciones y melodías.

Bien documentado está un acto que se organizó el 21 de febrero de 1969 con motivo de la clausura de unos cursos culturales que impartía la Cátedra de la Sección Femenina, celebrado en las escuelas por el mal tiempo. Además de las sesiones y conferencias sobre temas sanitarios, religiosos, agropecuarios, políticos, etc., se recuperaron algunas danzas del repertorio del palilleo. 

Los hombres sacaron de los baúles los viejos trajes de danzantes guardados ya como recuerdo, e hicieron realidad la ilusión de las monitoras de la Sección Femenina, echando algunos lazos que danzaron de mozos. Destacar la alegría de los vecinos y otros hijos del pueblo que vivían en distintos puntos de España y se desplazaron a recordar esos años y esas costumbres perdidas que no se bailaban ni el día de la fiesta.

Se preguntaba el cronista Manuel de Fuentes si estas costumbres que se pierden un poco por la desgana y la falta de ilusión y entusiasmo se podrían recuperar: “… ¿No sería posible aprovechar esta inyección de optimismo, puesta por la cátedra, y seguir esta tradición de siglos? Los pueblos y sus hombres tienen la palabra, que creemos que todo esto es compatible con la promoción actual de nuestras juventudes, con el desarrollo agrícola y ganadero y con tantas y tantas cosas más que ahora se programan, para intentar cambiar a los pueblos de faz. …. Esta es la noticia de hoy, la alegría de nuestros pueblos que se recobra, con la visita de las cátedras de la Sección Femenina y que con una vez reconquistada, no debe perderse ni por la desilusión de la fuerte emigración, ni por la depresión de un ambiente en verdad poco propicio. Nosotros creemos que es posible el milagro, aunque sean pocos, todavía quedan hombres con ilusión y con ganas de luchar, pase lo que pase»4EL NORTE DE CASTILLA, 26 de febrero de 1969..

Segunda recuperación

En 1993, cuando la población tenía poco más de cincuenta habitantes, en una elogiable labor de preservación y documentación del patrimonio; Carlos Porro y Elías Martínez realizan el extraordinario trabajo de documentación de esta danza titulado: “Danza de palos en Villabaruz de Campos. Un modelo de recopilación”.

Llegaron a tiempo aún de entrevistar a personas mayores, antiguos danzantes que palillearon varios años la danza hasta que se perdió, y con sus testimonios documentar el protocolo, la indumentaria, melodías, coreografías, etc. Grabaron en video el trabajo que realizaron. Todo un tesoro documental que desde aquí quiero poner en valor.

Con la colaboración de José Alberto Ruiz y algunos jóvenes que vivían en la capital se organizó una cuadrilla de danzantes que recuperaron la danza, volviendo a estar presente en las calles durante la festividad de San Pelayo, siendo perdida de nuevo poco después a los dos años. Fueron los músicos los propios recopiladores.

Tercera recuperación

Carmelo Ruiz

Marta Gómez, que dirigía entonces al grupo de danzas La Rueda de La Pedraja de Portillo realizó con este grupo la danza de nuevo durante otros dos años (2005 y 2006). Para ello se trabajó con el material realizado en 1993 y se hizo de nuevo un pequeño trabajo de campo con algunas personas mayores, pero sobre todo con la información facilitada por Carmelo Ruiz al que se visitó en varias ocasiones, contando además con la ayuda de Elías Martínez que conocía perfectamente todo el entramado de la danza y sus melodías. La parte musical corrió a cargo Elías Martínez (dulzaina) y Miguel Ángel Martínez (caja).

Grupo de Danzas La Rueda de la Pedraja de Portillo en la procesión de San Pelayo de Villabaruz (2005)
Grupo de danzas La Rueda de la Pedraja de Portillo en la procesión de San Pelayo de Villabaruz (2005)

Cuarta recuperación

Otra iniciativa de José Alberto Ruiz en 2022 trajo de nuevo los danzantes a las calles de Villabaruz para realce de la festividad de su patrón. Esta vez de la mano de María Jesús Refoyo y sus grupos Mies y Barro y Pisuerga-Huerta del Rey con José Luis Gregorio y Máximo Gonzalo, grupo Espadaña como músicos.

De estos pequeños pueblos, que he recorrido en muchas ocasiones, en los que la danza ha marcado parte de su historia; el “palilleo” de Villabaruz es una danza de palos que bien ejecutada es posiblemente de las más bonitas que uno ha podido ver. Su repiqueteo, de ahí la definición de “palilleo” de los danzantes en la ejecución le da una gran vistosidad (para que un paloteo resulte vistoso es necesario la precisión del golpeo al son de las notas musicales, mantener un ritmo vivo y sobre todo sacar el repique de los palos). 

Otro dato interesante de esta danza es la venia y ondeo del pendón (echar la cruz que así se denomina en la localidad). La bandera o guión es un distintivo o símbolo local que llevan con mucho orgullo los habitantes de Villabaruz. Encabeza la procesión y finalizada esta, espontáneos diestros en bailar la bandera, hacen una cruz a la entrada de las imágenes en el templo.

El lazo de la retahila de los pueblos y el moro Muza

En alguna ocasión me interesé por la letrilla de un paloteo que cita una retahíla de pueblos y que, según la tradición oral, está relacionado con el moro Muza, (el del dicho “eres más malo que el moro Muza”) y los Barú. El pasaje histórico que tal vez recoja esta historia  es citado por el escritor islamista del siglo XVII, Al-Makkari, quien señala que un tal Barú hizo frente en el año 714 al moro Muza durante una de sus incursiones desde Al Andalus a la meseta, encontrando una tenaz resistencia en el fuerte de éste que se situaba cerca de Nuestra Señora del Castillo, al sur de Villabaruz. 

El dicho que me contaron a nivel popular de esta historia difiere poco de la narración de Al-Makkari, y prosigue que los de Villabaruz solicitaron la ayuda de los habitantes de villas cercanas que se presentaron a la acción bélica. Los efectos funestos que aportó pues desencadenó una acción de castigo y duras represalias para esos pueblos y sus gentes, al entregar al filo de la cuchilla musulmana el cuello de muchos de esos campesinos que sí entendían del cultivo del campo y la agricultura, pero poco de las artes de la guerra, y que ningún otro hiciese la valentonada de oponerse a su ejército.

Parece ser que de este hecho se hizo famosa una coplilla que caló en las letrillas de algunas danzas paloteadas que hemos podido recoger en varios pueblos de la zona con diferentes versiones en su relación de localidades, y dice así:

Moral y Tamariz
Cuenca y Villalón,
Villafrades y Gatón
Villarramiel y Castil
Forman una venta
hicieron una cruz
y no hay peor pueblo
que Villabaruz.

Este lazo ya desaparecido del repertorio de Villabaruz, donde se danzó en el pasado, terminaba con la coletilla cambiada de: “y no hay mejor pueblo que Villabaruz”.

Para terminar esta pequeña aportación que hago sobre la danza del palilleo, quiero agradecer a Sabina y Juvelia Mediavilla, y al párroco local Alberto Rodríguez, la ayuda desinteresada que me han prestado y poder visionar los libros de cofradías existentes en la localidad, aunque hayan sido escasos los datos conseguidos. 

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