En estos días de Pascua que ya terminan aprovecho para compartir el enlace al artículo Pasión y Tradición (pág. 203-220) publicado el pasado año dentro del volumen Conocer Valladolid XIII Curso de patrimonio cultural de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción:
Es conocido y notorio el arraigo y calado en la sociedad castellana de tradiciones de la religiosidad popular como es la Semana Santa, uno de los principales acontecimientos culturales y religiosos que existen en nuestra provincia. La riqueza artística de tallas de imagineros como Gregorio Fernández, Juan de Juni, Francisco Rincón o Alonso Berruguete, es incuestionable, pero también la música que acompaña los desfiles procesionales es un elemento importante y tiene su historia.
El artículo pretende poner en valor un instrumento como la dulzaina y mostrar el recorrido histórico y la transformación que ha experimentado el músico de tradición a lo largo de varios siglos en el contexto de la Semana Santa. Hay que recordar que muchos dulzaineros y tamborileros antiguos formaban parte de esas primeras bandas que acompañaron a las cofradías de Valladolid con el obispo Remigio Gandásegui como músicos integrantes de ellas en los años veinte y treinta del siglo pasado.
He centrado el interés de este trabajo y volcado en la investigación por este tema, que titulo Pasión y Tradición, porque así comenzamos hace algunos años, junto con dulzaineros amigos, un trabajo de recuperación de procesiones y actos de Semana Santa que se habían perdido a lo largo de los años en nuestra provincia, como es el caso Villafrades de Campos donde desde hace dos décadas se ha vuelto a sacar en procesión al Cristo de la Misericordia acompañado al son de marchas fúnebres de dulzainas y el sonido de las carracas tan típicas de las tinieblas de Tierra de Campos. En este pueblo, hasta los años cuarenta, se celebraba con mucho fervor una procesión el Viernes Santo con un Cristo realizado por el imaginero riosecano Fernando García en 1793. La despoblación y pérdida de jóvenes que pudieran sacar el paso en el pueblo hizo que desapareciera tal procesión hasta que en el año 2001 que por iniciativa de algunos cofrades de San Roque se recuperó de nuevo este acontecimiento de la Semana Santa local.
En La Pedraja de Portillo, hace unos años, un grupo de jóvenes de la localidad, la Asociación de Cultura Tradicional Carravilla, comenzaron a trabajar sobre la idea de rescatar del ostracismo algunas de estas celebraciones desaparecidas de la Semana Santa y a la vez promocionar el sonido de un instrumento tan característico de este pueblo como es la dulzaina. Se organizaron actos culturales y exposiciones, con conferencias y conciertos en torno a la figura del músico tradicional y su participación en la Semana Santa, pero a su vez centrándose más en una labor documental y de reconstrucción, de la celebración. El resultado a esta iniciativa, fue una procesión multitudinaria del Jueves Santo, que contó con la colaboración de las cofradías que reivindican también su participación en el proyecto argumentando la importancia y relevancia que tuvieron en el pasado.
También se dieron una serie de conciertos de marchas procesionales, interpretadas con dulzaina, en Viana, Aldeamayor y La Pedraja, cuyos músicos intérpretes eran un grupo de dulzaineros, en su mayoría con una dilatada experiencia dentro de la música tradicional, que salieron de las escuelas de dulzaina creadas con la intención de recuperar y promocionar de nuevo el sonido de este instrumento.
Hay que destacar que a finales del siglo XX algunas cofradías introducen la tradicional dulzaina castellana en la Semana Santa de Valladolid como elemento modernizador, donde los dulzaineros interpretan piezas del repertorio antiguo de dulzaineros como los Bernales, Pasalodos, Pichichis, …
A su vez aparecen nuevas obras compuestas por dulzaineros o cajas actuales para ser interpretadas por varias dulzainas o con otros instrumentos y que en su día los autores dedicaron para una causa o motivo, como sería el caso de la marcha del Reventón de Jaime Vidal que dedica en el año 2009 a La Cofradía del Descendimiento de Valladolid otra de Francisco García al Cristo de la Misericordia de Villafrades de Campos (Ecclessias Albas), Marcha al Cristo la Veracruz de Raúl Llorente, Marcha Procesional a la Virgen de las Angustias de Javier Merino, etc.
Es mi propósito con esta pequeña aportación dedicar este trabajo a todos los dulzaineros y tamborileros vallisoletanos que con su música alegraron los eventos festivos de nuestra provincia durante siglos.