Patrimonio inmaterial en la solemnidad del Corpus

PATRIMONIO INMATERIAL EN LA SOLEMNIDAD DEL CORPUS

La festividad del Corpus Christi es una buena ocasión para poder ver algunas de las pocas tradiciones, de la devoción popular, que se conservan en estas fiestas en honor del Santísimo Sacramento. La iglesia católica celebra esta festividad de la Minerva, instituida por el Papa Urbano IV en 1264, que con el paso del tiempo ha ido perdiendo el brillo y fastuosidad de tiempos pasados.

Funciones y procesiones donde no faltaban las representaciones de Autos Sacramentales en el interior de las iglesias o en sus atrios; los Carros triunfales y los bailes y paseos de los Gigantes. Algunas de aquellas costumbres eran también las Tarascas o monstruos; las inmaculadas cuadrillas de danzantes ataviados con cintas multicolores decorando sus blancos ropajes; las calles bellamente alfombradas con flores naturales y ricos tapices por donde pasaba el Santísimo y otras viejas costumbres mantenidas por nuestros antepasados que formaron parte de sus tradiciones. 

Las alfombras florales de Carrión de los Condes

La costumbre de instalar altares y preparar alfombras de flores están estrechamente vinculadas a la celebración de la fiesta del Corpus. En Carrión, la fiesta del Corpus Christi está documentada desde el siglo XIV y tres siglos después, en el XVII, hay ordenanzas del Concejo pidiendo a los vecinos que adornen las estrechas calles de la villa con paja y flores para el paso de la procesión engalanen sus balcones.

Los propios vecinos se afanan cada año en elaborar un gran número de alfombras de flores, plantas, y otros elementos decorativos como césped, posos de café, serrín tintado, harina, etc. formando distintas figuras geométricas y cenefas con temas religiosos, la ciudad o el camino de Santiago.

Después de la misa da comienzo la procesión, llamada “Carrera del Corpus”, partiendo de la iglesia de San Andrés, la bella custodia elaborada por el platero Jerónimo de San Miguel y encargada por el hijo del pueblo, D. Antonio del Oro Campoo, es transportada sobre un carro triunfante ricamente adornado y acompañada por distintas hermandades, los niños de primera comunión y autoridades al son de la banda de música de la localidad.

El cortejo religioso recorre los dos kilómetros de alfombras florales elaboradas y coloristas mantos vegetales que cubren todo el recorrido de las principales calles de su casco histórico, con balcones ricamente adornados de mantones o sábanas desde donde se arrojan flores al paso del Santísimo Sacramento.

Las alfombras florales carrionesas, ese arte efímero que dura un suspiro, son muy famosas en toda la zona y desde el año 2008 declarada fiesta de interés turístico regional.

El Colacho de Castrillo de Murcia

En la villa del Moro Muza (Castrillo de Murcia), es tradicional desde hace varios siglos, al igual que Laguna de Negrillos o Camuñas, que en la fiesta del Corpus aparezca una figura bufonesca que simboliza el mal y representa la lucha del diablo contra las virtudes del Santísimo Sacramento.

La Cofradía de Minerva fue creada por Santa Bula Pontificia en 1606 con la finalidad de rendir culto solemne al Sacramento de la Eucaristía, y redacta sus estatutos en 1621. Los cofrades van cubiertos con capa de paño negro y sombrero (únicamente se descubren en algunos puntos del recorrido donde se instalan distintos altares). En todo momento guardan silencio ya que su regla les prohíbe hablar, reírse o distraerse. 

Uno de los cofrades se disfraza de botarga o matachín, al que llaman Colacho, que viste chaqueta corta y pantalón con colores vivos y lleva en su mano derecha un zurriago de rabo de buey, y en la otra una castañuela enorme, al que todo el mundo puede insultar durante las “corridas”. El griterío de la chiquillería es ensordecedor y le dedican lindas frases como: Colacho, tripas de macho”, o Colacho, bellaco, cara de borracho, pero, este se defiende y emprende grandes carreras persiguiendo y repartiendo zurriagazos a los que le increpan.

Al final de la misa el Colacho se quita la careta y comienza la procesión presidida por el cura con la custodia bajo palio y una cuadrilla de danzantes. Se confeccionan distintos altares y en el suelo sobre unos colchones se depositan a todos los niños que han nacido durante el año. Al llegar a estos la comitiva se detiene y el Colacho, después de pasar el rabo del buey por los niños emprende una carrera y salta por encima de ellos. Luego el cura bendice con la custodia a los niños, y con este rito quedarán libres de la influencia maligna del diablo y les evitara de grandes males, el de la hernia especialmente.

Otro personaje pintoresco es el hermano Atabalero que viste una casaca negra o frac y cubre con un llamativo sombrero de copa y porta y hace sonar un gran tambor que en el interior de la iglesia suena atronador. Con el ritmo que marca, discurre la procesión.

Merece también la pena ver las ceremonias del templo y cantos de los cofrades en latín. 

A continuación un breve vídeo de la celebración del pasado domingo 2 de junio de 2024:

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