La festividad del Corpus Christi puede ser un buen día para ver la danza de alguna localidad. La suspensión de los danzantes en la procesión de Palencia, hizo que optásemos por ir a ver de nuevo la de un pueblo del Cerrato palentino no muy lejano de la capital, como es Cevico de la Torre. Seguimos a los danzantes en su recorrido de acompañamiento al Santísimo Sacramento por las estrechas y empinadas calles ricamente ornamentadas con varios altares enramados a lo largo de la procesión, y por supuesto pudimos ver el momento más emotivo de ella como es la subida de los fatigados danzantes, haciendo aguas, de los noventa y seis escalones de subida al montículo donde se asienta la monumental iglesia parroquial de San Martín de Tours.
Las procesiones del Corpus
De todos es sabido la importancia que tuvo en el pasado esta fiesta y donde se documentan las primeras noticias de cuadrillas de danzantes relacionados con las Cofradías del Santísimo Sacramento, incluida la de Cevico, quienes llevaban el peso de las famosas procesiones del Corpus acompañando a tarascas o monstruos e intercalando los paloteos con las representaciones de Autos Sacramentales.
Estas cofradías eran las de más jolgorio e hicieron famoso el dicho de “cuajada y baile”, en que los hermanos invitaban a los que contemplaban la procesión a sumarse a ella, recibiendo por recompensa platos de leche cuajada y miel. Su fiesta principal era la Octava del Corpus en que engalanaban carros, calles y soportales para la procesión donde salían sus danzantes haciendo mudanzas y troqueados, y corrían con el gasto del alquiler de su vestuario en las libreas, máscaras y aparejos.
Fueron estas hermandades muy numerosas y por lo general las más ricas en documentación por su antigüedad (en Villacid de Campos sus reglas datan del año 1500). Se multiplicaron a partir de 1563 con el Concilio de Trento cuando la iglesia favoreció la creación de nuevas hermandades y con ello fomentar la piedad y contrarrestar la influencia del protestantismo. La importancia que se dio a la institución de la Eucaristía en el jueves de la Octava hizo que proliferaran de manera asombrosa multitud de cofradías en todas las aldeas y lugares teniendo una importancia relevante en el pasado de las villas castellanas.
Julia Zamora Elvira en su libro “Corpus Christi y los Danzantes” de Cevico de la Torre, informa de que esta danza era costeada por la cofradía local del Santísimo Sacramento, fundada en 1636, quienes para realce y solemnidad de su procesión costeaban el tamboril y las cuadrillas de danzantes, incluidas las libreas y aparejos necesarios para realizarla.
La Danza de Cevico
Durante toda la mañana tuvimos unos anfitriones de lujo como son los últimos miembros de “Los Claveles”, una familia esencial, junto a la de los Trejo, para el mantenimiento y conservación de esta tradición. Ismael González y su sobrino José Antonio son quienes ponen música al evento desde hace unos cuantos años y otros miembros de la familia forman parte del grupo como birrias o componentes del grupo de niños danzantes.
Según nuestros informantes antiguamente sólo podía ser realizada por hombres (los adultos como birrias; jóvenes como mozos de banda; y niños de entre 7 y 12 años danzantes), pero la negativa de los muchachos a ponerse las faldas cuando llegaban a determinada edad, provocó la entrada de mujeres y hoy son la gran mayoría.
Los danzantes de Cevico no suelen salir a hacer la danza fuera de la localidad, salvo cuando obtuvieron el primer premio en el concurso de Palencia de 1896 desconocemos otra nueva salida. Sin embargo, en el pasado se tenía como tradicional costumbre recibir a las autoridades invitadas a algún acto importante con danza. En 1890 la corporación acuerda satisfacer a Lucio Pérez Curiel, dulzainero, y Casiano Redondo, encargado de los danzantes, quince pesetas a cada uno como gratificación de su trabajo empleado en los días de estancia en esta localidad del Obispo de la Diócesis1Boletín Oficial de la Provincia de Palencia, 13 de noviembre de 1890.. También en un acto organizado en 1912 por la Fundación del asilo de ancianos creada por el senador, e hijo del pueblo, D. Pedro Monedero en 1900, salió la cuadrilla de danzantes y la dulzaina a recibir a los invitados según la costumbre2El Día de Palencia (11 junio 1912)..
Tras la Guerra Civil la danza se perdió, siendo recuperada años después en 1962 por Eliseo Trejo López y la familia de Los Claveles, pero ya de la mano del Ayuntamiento que es quien corre con los gastos de ella actualmente.
Muy curioso es el corpus de la danza donde existen dos birrias (uno mayor y otro menor) quienes suelen ser a su vez los maestros y formadores de los jóvenes danzantes. Portando en la mano una vara de la que cuelga una piel de cordero, son los encargados de encabezar y cerrar el grupo durante la danza y al toque de un silbato vuelven a los danzantes ante los altares rematando la secuencia con un fragmento de una popular jota. Visten con un llamativo traje de paño espigado. Por amabilidad de Ismael, pudimos ver los dos antiguos que conservan en la sacristía y datan de 1896, siendo premiados en su día por la Diputación de Palencia durante una exposición en 1982 al considerarse entonces la prenda del traje de danzantes más antiguo de la provincia.
Otros de los personajes son los mozos de banda, también conocidos como los aragoneses, con un pañuelo anudado a la cabeza, camisa blanca, pantalón negro y una banda granate cruzada sobre el pecho, y los niños danzantes quienes simulando ser dulces ángeles visten una corona floreada a la cabeza, chambras blancas adornadas con cintas y enagüillas almidonadas.
Perdidos en el tiempo los lazos o danzas de paloteos, el repertorio actual es solo de castañuela, danzando unas repetitivas melodías en un compás de 5/8 durante la danza que se nos asemejan a la melodía de la popular Peregrina y la danza del Santo. Dentro de la iglesia también bailan durante varios momentos de la misa uno de ellos es el pasacalle en dos filas enfrentadas. Antiguamente en el interior del templo sólo se tocaba el Altísimo Señor, y otra melodía semejante cuando los danzantes subían bailando al coro.
Es muy de agradecer el que nuestros amigos de Cevico sigan manteniendo esta arraigada tradición y continuar con la senda iniciada en los años sesenta cuando se recuperaron y la vuelvan a hacer sentir como suya las nuevas generaciones. A su vez dar las gracias a Toño Clavel por las fotografías antiguas que ilustran esta reseña, y a su tío Ismael por su valiosa información. Muy agradecido.
Un pueblo de grandes dulzaineros
Los dulzaineros de Cevico durante la segunda mitad del siglo XIX y principio del XX eran de una fama contrastada. Muy nombrado fue el ya mencionado Lucio Pérez Curiel que tocaba a los danzantes en 1890, y más aún lo fue su hijo Eusebio, quien falleció en 1908 a los 39 años dejando nueve hijos huérfanos.
Eusebio pronto destaca como pocos en el manejo del instrumento y se relaciona con los mejores dulzaineros de la época. Fue uno de los primeros en tocar a dúo y hacer varias voces, para lo que se acompañaba como segunda dulzaina de otro excelente músico y posiblemente también natural de Cevico que era Juan Zamora, formado por el afamado dulzainero arandino Esteban de Pablo. Juntos se presentaron a diferentes concursos que había en esta zona como Carrión, Villada, Villarramiel, Astudillo, etc. y obteniendo varios diplomas y jugosos premios en metálico.
Los concursos de dulzainas se pusieron de moda a finales del siglo XIX y sirvieron para dar a conocer a jóvenes dulzaineros ignorados, pero, la forma en que se llevaron a cabo consiguió enemistar a los músicos y escaso provecho de ellos sacó el arte de la dulzaina, por el daño que en realidad causaron al abandonar muchos de ellos el repertorio tradicional y acudir con piezas de las zarzuelas de moda que encandilaba al público.
En 1901 se celebró en Burgos en la plaza de toros la tarde del 3 de julio un concurso memorable donde se presentan los dos dulzaineros de Cevico junto a los mejores maestros de toda Castilla. Los premios son importantes, debiéndose ejecutar una pieza de Aires de jota española; Otra pieza sobre motivos de diversos aires nacionales; y una tercera de libre elección. Fue dado por vencedor Ángel Velasco y segundos los dulzaineros de Estella estando el público asistente disconforme con el premio dado a estos últimos porque alegaban que los instrumentos (dulzainas cromáticas) que llevaban los castellanos no eran dulzainas. En una carta al director del Diario de Burgos, sale Eusebio en defensa de sus compañeros:
“…Cuando me metí a tomar parte en el anunciado concurso, sin conocimientos personales en esa noble ciudad, ni influencia de ningún género, creí yo que en la patria del Cid no harían falta, contando con la característica hidalguía que siempre distinguió a los descendientes de aquellos esforzados varones de la Jura de Santa Gadea; pero la debilidad humana, por lo visto, halla asiento en todas partes y en la ocasión presente se ha visto de una manera palmaria. No es mi ánimo ofender en lo más mínimo la respetabilidad de los jueces que componían el tribunal sentenciador, que, si como caballeros son muy digno de loa y deferencia, como hombres no deben de ser inviolables. Es de notoriedad público, porque así lo demostraron quienes presenciaron el acto a quien de los concursantes debió adjudicarse el segundo premio, por las demostraciones que todos presenciamos; no queriendo decir esto que fuese a mí, no, pero cabe que fuera a cualesquiera de los concursantes menos a los que el tribunal se le adjudicó; a los de Estella. Ahora, si el jurado trataba de premiar la antigüedad de la dulzaina, la monotonía rítmica del tambor (no redoblante) y el tono estridente de aquella podía haberse así anunciado, porque entonces hubiese llevado yo mi chirimía. Pero como los tiempos que corremos son modernistas, entiendo yo que a ellos debemos sujetarnos y de aquí que la dulzaina moderna tenga llaves y registros como otro instrumento cualquiera de aire, cuyo aprendizaje exija conocimientos músicos que no debió tener en cuenta el tribunal sentenciador. He de añadir a lo por mí escrito en el número de referencia que no solo desafío a los dulzaineros de Estella cruzándose de apuesta 500 pesetas, sino 1000 contra 500, ante un jurado compuesto de peritos, y con la condición que he de tocar yo con una toba. Disimule, señor director, si me he excedido más de lo que requiere este asunto y dispense mi ruda franqueza, agradeciéndole por anticipado la inserción de esta mal pergeñada carta, poniéndose incondicionalmente a sus órdenes su s. s. q. b. m. Eusebio Pérez. Cevico de la Torre 6 de julio de 1901”.
La imagen que dejaron los de Cevico en ese concurso hizo que fuesen muy demandados para las festividades de Burgos y muchos pueblos de su provincia.
La comarca del Cerrato era por entonces, junto con Valladolid capital, los dos focos más importantes de dulzaineros y las fiestas de Antigüedad, Villada, Carrión, Paredes, etc. eran muy apetecidas por todos ellos y pronto surgen las disputas por demostrar quienes eran los mejores dulzaineros de la zona. En 1903, el Día de Palencia publica un curioso reto de los dulzaineros de Cevico a Esteban de Pablos (a) Patilla, y Modesto Herrera, a un singular concurso para que el público dictaminara cual de ambas parejas era la mejor en el arte de tocar la dulzaina. En 1908 serían desafiados de nuevo los dulzaineros de Cevico, Eusebio y Modesto Herrera (quien se había unido al ir a residir a Población de Cerrato formando un potentísimo grupo, pues Modesto Herrera que además tocaba maravillosamente el acordeón y otros instrumentos y era asiduo en Antigüedad, Cevico Navero y numerosos pueblos del Cerrato), por Mariano López (a) Tío Plus y Santiago Barrio de Frómista para dilucidar quienes eran mejores en el oficio, ante un jurado competente. Previamente se lanzaron multitud de insultos por la prensa.
Tras la muerte de Eusebio y la marcha de Juan Zamora a residir a Osorno, se produce un vacío en los músicos de Cevico, hasta la aparición en los años veinte de tres hijos de Nicolás González (a) Clavel, de oficio pastor, y apodado así por llevar bordado en la faja esta flor.
Emiliano, quien había conocido de niño a esos grandes dulzaineros de su pueblo, pues había nacido en 1903 e Ismael fueron los primeros en animarse a coger el instrumento y una vez que Arsenio aprende los primeros redobles, forman el trío “Los Claveles”, a los que ya vemos en 1929 en Valle de Cerrato, durante la festividad de la Virgen del Valle, una de las romerías mas afamadas del Cerrato, siendo elogiados por la prensa. Luego seguirían actuaciones en Reinoso de Cerrato, Población de Cerrato, etc. “La fiesta profana, muy divertido, tomando parte en ella los célebres dulzaineros de Cevico, llamados “Los Claveles”. Algunos cofrades con trajes típicos recorrieron las calles de la población a los acordes de danzas interpretadas por la clásica charambita”3Población de Cerrato. Fiesta de San Isidro. El Día de Palencia, 21 de mayo de 1930..
Aparte de las danzas que aún existían en esta zona amplían su repertorio con bailables y melodías de moda: “En los siguientes días 29 y 30 tuvo lugar la presentación de los “Claveles” que con su selecto y moderno repertorio amenizaron las fiestas en estos días, con sus alegres dianas, y bailables en la plaza pública”4Valle de Cerrato. Fiesta organizada por la cofradía del valle para solemnizar, según tradición, la festividad de la Virgen del Valle. El Día de Palencia, 4 de octubre de 1930..
De los tres hermanos González, también pastores de profesión, continuaría con la dulzaina Ismael que pronto adiestra a su hijo, también Ismael, quien comenzó a tocar la caja a los siete años practicando con una lata de escabeche y quienes tocarán a los danzantes del Corpus durante muchos años. Luego vendría la incorporación de José Antonio González, nieto de Ismael, con la dulzaina y actual nueva generación de los “Claveles”.
Concluyo aquí, enlazando con este bonito y emotivo relato escrito por nuestro amigo cerrateño Vidal Nieto Calzada en su sección Estampas Cerrateñas: Los Danzantes en Cevico de la Torre.