Librado Rogado (In memoriam)

Últimamente no faltan noticias tristes para el pequeño mundo de la tradición. Hoy nos ha dejado el virtuoso dulzainero Librado Rogado.

Hace unos cuantos años, mi amigo Fran García y un servidor realizamos un trabajo sobre la dulzaina en la provincia de Valladolid que plasmamos en un monográfico titulado “Un día de fiesta”. Para ello recogimos testimonios de los dulzaineros más veteranos y el del querido Librado, que ya era octogenario, no podía faltar. En aquel momento ya no tocaba la dulzaina, pues su esposa a la que profesaba una verdadera devoción le necesitaba y llegada la hora de elegir, decidió abandonar su instrumento preferido para estar a su lado.

Para la documentación de este trabajo visitamos a Librado en varias ocasiones quien generosamente siempre nos recibía dispuesto a contar su experiencia. Emocionantes relatos que hoy más que nunca conservamos en nuestra memoria para siempre. Nos contó que empezó acompañando a su padre “El Gordito” con el bombo a la edad de doce años por los pueblos del contorno al suyo, Campo de Peñaranda, cuando aún en ellos no había ni luz eléctrica y la dulzaina era un entretenimiento.

Librado al bombo acompañando a su padre en Alconada. Año 1941.

Su vocación era la de ser músico. Estudió solfeo en el conservatorio, y fundó de muy joven una orquesta en Llanes. Posteriormente formó parte de alguna banda militar en Santander y otras orquestas de mayor nivel. Llegó a Valladolid en los años setenta,  en plena decadencia de la dulzaina y donde sólo existía el grupo folklórico de Galerías Preciados al que acompañó tocando durante diez años hasta su disolución. Luego vendrían otros como Castilla Joven, entonces dirigido por otro amigo que nos dejó hace tiempo: Javier Sanz; Raíces Castellanas, Ribera de Pisuerga, Los Castellanos, Abrojo, etc.

Librado junto a su hermano Antonio y Juanjo Garcillán acompañando al grupo de Galerías Preciados.

En el año 2015, dentro de una puesta en escena de “Un día de fiesta” en Olmedo, quisimos rendir un homenaje y reconocimiento a su labor y trayectoria como dulzainero y músico de primer nivel. Fue nuestra voluntad realizarle esta distinción, al igual que en su día hicimos con Jesús García en Tordesillas, en vida de la persona. Y que sintiesen el cariño y respeto que le profesaban los colegas de la dulzaina.  Fue un acto emocionante que Librado en posteriores visitas a la residencia de Tudela, después del fallecimiento de su esposa, agradeció. Arropado por un buen ramillete de dulzaineros de primer nivel, disfrutó del reconocimiento de los suyos.

 

¡Hasta siempre Librado!

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