Los queseros de Villafrades

Villafrades durante muchos años se caracterizó por su gran actividad comercial del queso. Fue uno de esos núcleos que buscó salidas a la pobreza de la tierra y los labradores complementaban sus labores del campo con actividades relacionadas con la trajinería y el mercado del queso, y por ello adquirieron en el pasado fama en toda la Tierra de Campos sus compañías de queseros que comercializaban el producto estrella de la zona, que no era otro que el queso en sus dos modalidades: fresco o de “patamulo” y curado o de “cincho”. Compraban la mayor parte de la producción a los pastores de los pueblos del contorno, principalmente de la provincia de Palencia, para luego distribuirlo al resto del país.

Hasta entonces la principal industria de la villa había sido la fabricación de calceta y prendas de lana y solo seis o siete personas se dedicaban al queso. La comercialización la realizaban tratantes de Villalón, pero, según señala Javier Palomares en “Los Oficios de Valladolid” la tradicional plaza de Madrid les fue ganada ya por los de Villafrades desde el siglo XVIII y consolidada en el XIX, cuando empiezan a operar, abasteciéndola, junto a las de Segovia, La Coruña, Vigo, Oviedo, Barcelona, Logroño y otras capitales del norte. El primer quesero conocido es Alonso Herrero que en el siglo XVIII compraba queso en la zona para llevarlo a vender a la ciudad de Palencia.

Poco a poco se hicieron con el mercado de los sábados de Villalón donde llevaban la voz cantante, controlaban y fijaban el precio del producto con los modestos queseros de toda la comarca según la demanda que tuvieran. Dice Mateo Martínez en “Tierra de Campos” que eran frecuentes los llamados días de “mona” en que los pastores se volvían a casa con sus carros sin haber vendido el queso o dándolo a cualquier precio a última hora, por alguna maniobra o acuerdo de los clanes villafradeños

La llegada del ferrocarril, en sus primeros años del siglo XX, traería importantes beneficios a los pueblos por donde transitaba el Tren Burra y en Villafrades creará expectativas de futuro para queseros y arrieros y facilitará la exportación de sus quesos y el nacimiento de nuevas compañías. Pero el Secundario no tuvo el éxito que sus promotores habían soñado y pronto empezaron las dificultades económicas de la compañía ferroviaria que sin hacer ninguna inversión de mejora se vio obligada al cierre de algunos puntos de facturación como el caso de Villafrades. Los queseros se unieron y comenzaron a facturar por carretera las partidas a Madrid en dos camiones semanales con 28.000 kilos de queso. Los lunes enviaban lo adquirido en el mercado del sábado de Villalón y los jueves lo comprado por los pueblos en sus carros.

Las exigencias sanitarias que se fueron imponiendo, acabaron en pocos años con la producción familiar y los queseros de Villafrades, que terminaron por establecerse en las ciudades con su propio negocio, acuerdan crear en la localidad la fábrica de quesos “La Quesera”, que tendrá corta vida.

Posteriormente Elías Ramos y sus hijos instalaron su propia fábrica en Villafrades como Queso Ramos y luego, hasta hace pocos años, Quevicasa en Villalón elaborando artesanalmente el queso siguiendo el método tradicional. Una quinta generación de esta larga estirpe de queseros decide fundar Montequesos en 2004 en el polígono San Cosme de Villanubla, una localidad muy próxima a Valladolid donde se ubica el aeropuerto. Fundada por José María Ramos, su esposa, Lucía Martínez y sus hijos, tiene una producción completamente artesanal, con dedicación especial al tipo Patamulo, uno de sus productos más apreciados, fácilmente reconocido por su forma alargada. Es una empresa ampliamente reconocida en el mundo del queso y una de las más galardonadas de Castilla León en el prestigioso concurso de quesos internacional World Cheese Awards.

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