Gatón: Historia y tradición

Pregonado en Gatón de Campos el 28 de julio de 2023 durante la semana cultural por invitación de la Asociación Fuente de Molillas y el Ayuntamiento de Gatón.

Permítanme que mis primeras palabras sean de agradecimiento para esos amigos y amigas que uno tiene en este pueblo de Gatón por otorgarme el honor de oficiar hoy este pregón en los prolegómenos de las fiestas de vuestra querida Virgen de las Nieves. También quiero tener un recuerdo para Ramón por la acogida que nos ha dispensado durante tantos años en su bodega. ¡¡Te echaremos de menos, Ramón!!.

Todos los que me conocéis sabéis de sobra mi pensar, de que es muy hermoso conocer palmo a palmo la tierra pisada por nuestros antepasados. Poder retomar el pulso de las generaciones que nos antecedieron, saber lo que hicieron, y dar fe de sus sueños y aventuras en estos mismos lugares donde su vida transcurrió. En esa tarea de conocer vuestra historia y costumbres, y la de otros pueblos cercanos, lleva uno empleados muchos años.  

Me interesé muy mucho por conocer la figura de ese precursor de la repoblación forestal, el Conde Gatón del Bierzo, paladín de Ordoño I, quien daría nombre a esta villa y la hace resurgir de sus cenizas tras la reconquista, convirtiendo esta tierra arrasada por el Moro Muza, en un tesoro envidia de los limítrofes que la conocían como las Indias, por la fertilidad de vuestros campos.  

Muy interesante es para aquel que quiera bucear en la historia de Gatón, saber algo sobre el anejo Molillas y su iglesia de San Llorente que despobló la Peste Negra y de donde sacaron algún sarcófago y su pila bautismal las mulillas y criados de D. Paulino, años atrás. Hoy convertida en área recreativa y muy cerca precisamente de donde algunos historiadores señalan estar situada la ciudad romana de Tela, en el teso Redondo.

Fuente Molillas

También me resultó sumamente interesante conocer algunas historias que se dieron en la antigua taberna de Gatón, luego regentada por la famosa Genarilla, donde se urdió una conspiración para asesinar al afrancesado Teissandier, por los guerrilleros villaloneses de la partida de Benito Marquínez en 1814. Donde, un siglo antes, tocaban animados bailes a los mozos los famosos tamborileros los Astudillo, una familia de varias generaciones que además regentaban su mesón o taberna. Estos bailes, junto a las danzas, serían suprimidos por el exceso celo del obispo Andrés de Bustamante en 1758, quien los consideraba causa de las grandes epidemias y mucha mortandad que había en su diócesis por los pecados que se daban en los bailes de hombres con mujeres y les prohíbe tanto de día como de noche.

Antigua taberna de la Genarilla

La tradición estaba tan profundamente arraigada aquí, que la orden no llegó a ser respetada por la juventud y el obispo apremia al párroco para que erradique esos excesos, pues para su diversión dice, habían puesto en ejecución otro invento del infierno con nombre de juego de prendas, el de la mona y el que llaman el Perico Pardo, tan sucios, abominables, lascivos y asquerosos que no quiero especificarlos por no manchar la tinta ni escandalizar con solo apuntarlos (es una interesante anotación del libro de Visitas y Mandatos de Gatón del año 1758).

Posteriormente retomarían estos bailes los dulzaineros locales, los Quintana, de los que os hablaré más adelante, en el salón de “la Genarilla” donde Antonino, acompañado de su sobrino Jerónimo, hacía sonar su acordeón diatónico apoyado sobre un escaño que dio título a una famosa polka titulada por ello “Polka del Escaño”.

Muy interesantes son los milagros que se atribuyen a la Virgen de las Nieves, el último a mi paisana Amalia quien siendo niña se cayó a un pozo el día de las Nieves y fue salvada por una señora que la sostuvo en sus brazos. Amalia luego sería una de las figoneras más afamadas de Valladolid en su Corral de Boteros. A igual lo es el Himno de vuestra excelsa patrona que compusiera el canónigo archivero de la Catedral de Palencia, D. Matías Vielva Ramos, y acompañara tiempo atrás el señor Teodosio con ese bonito órgano barroco que tenéis en el coro.

En el archivo municipal de mi pueblo he encontrado interesantes noticias sobre los pleitos surgidos entre los dos pueblos por las aguas del Sequillo. En 1635 se quejaban vuestros antepasados que los de Villafrades no dejaban pasar agua para la molienda del molino y tiempo después, una riada arruinó varios pajares, apriscos y herrenes y desde Villafrades apelan a «que destruyan las presas que tienen hechas los de Gatón para cortar el curso de las aguas. La primera con céspedes en la raya; otra con céspedes y estacas; y veinte metros más abajo y están construyendo otra con cimiento de piedra y camuflada de céspedes y suficientemente asegurada con vigas deformes, pero con una salida que figura poco menos que un muelle». Por eso hacen sucesivos convenios de buenas concordias que he podido ver desde el siglo XVI.

Pero también hay cosas y gestos muy bonitos que nos unen: los grandes terratenientes los Villagómez, los Beneitez, la lucha contra los franceses, la llegada del ferrocarril que nos trajo años de progreso, etc.

Se agolpan en mi mente recuerdos de años atrás cuando siendo niños nos acercábamos con nuestras bicicletas, que escondíamos en las morenas más próximas, al baile de vuestra fiesta. Luego llegó nuestra gran amistad con “Nana” y su marido “Zequielón”, cómo cariñosamente le llamaba mi padre y no había necesidad de guardarlas bajo las mieses y las apilábamos en su corral.

También de esos partidos de fútbol contra los niños de Gatón, dirigidos por mi amigo Carmelo de la Rosa.

No me quiero olvidar, pues fui testigo de ello, del comportamiento heroico de los vecinos de Gatón con los de Villafrades en la famosa riada del 62 que alguno de vosotros conocisteis. Trabajasteis denodadamente en las operaciones de salvamento y evacuación del vecindario, llegando a ofrecer desinteresadamente vuestros propios domicilios, para albergar y alimentar a las personas de mi pueblo. Como decía mi amigo Celestino, “vuestro comportamiento, queridos vecinos de Gatón, quedará grabado en nuestros corazones con caracteres indelebles”.

Pasados los años, en la década de los noventa, volví a coincidir con Carmelo. Estaba uno enfrascado en la tarea de recabar información sobre las danzas de palos de la zona del río Sequillo y algunas otras de la zona norte de la provincia de Valladolid.

Recuerdo bien ese día. Tenía ya una gran deficiencia visual que le limitaba mucho su quehacer diario, pero no le impedía realizar otras tareas como la de tañer las campanas. Le había visitado para que me contase cuanto supiese sobre costumbres y tradiciones gatonesas de las que tenía noticias y así poder documentarlas y hacer un retrato etnográfico de estas tradiciones vuestras que habían desaparecido como el abril y la maya, la culebra o la danza.

Carmelo de la Rosa

Demostró en aquella conversación ser un gran conocedor, no sólo de la danza, sino de todo lo relativo a su pueblo, además de un fervoroso devoto de la patrona, la Virgen de las Nieves. Me llamó la atención el lugar privilegiado que ocupaba la danza en la estancia en la que nos encontrábamos, con fotografías en las que aparecía junto a sus hermanos vestidos de danzantes, la corona floreada con la que había danzado, fajines, cintas, e incluso la vara del birria.

Le planteé la posibilidad de volver a realizarla y su reacción fue echarse a llorar de emoción. Entonces, desde el Grupo de Cultura Tradicional Tierras Propias, decidimos homenajear de alguna forma a este hombre con el que nos habíamos encariñado y recuperar la danza de Gatón como pequeño reconocimiento. Para ello recabamos información con el fin de documentarla en sus tres vertientes; el repertorio y sus melodías, la indumentaria y las costumbres y ceremonias que existían en torno a ellas.

Las fuentes utilizadas para testificar la parte histórica y su antigüedad, fueron los distintos archivos y allí volví a coincidir con Jonás, al que ya conocía de años atrás. Se alegró de que me interesase por algo de su pueblo y siempre que me veía por el archivo diocesano me alentaba con la frase: ”las danzas en nuestros pueblos son valores que no deberíamos perder”.

En Gatón, como la gran mayoría de pueblos de esta zona de Tierra de Campos y principalmente en el valle del Sequillo, las danzas en un principio estaban asociadas a la festividad del Corpus Cristi (Carmelo me aseguraba que las trajo un tal Pedro Conde en el siglo XVI, un personaje que si hemos podido confirmar que existió en este pueblo).

Los libros de Fábrica de la Iglesia de San Pedro ya hacen referencia a danzas y autos en el año 1598 cuando el mayordomo de la iglesia hace un pago de “tres mil maravedíes para los danzantes, licencia y demás gastos de lo que dio cuenta al escribano local”. Siguen en años sucesivos asientos de pagos a Francisco Sánchez por tocar a la danza y alquileres de libreas y aparejos y colaciones para los mozos que la realizaban.

También en el primer libro existente de la cofradía del Santísimo Sacramento hay anotados pagos del mayordomo, en reales o fanegas de trigo, del tamboril y los danzantes que hicieron la danza durante la procesión de la Octava, que incluye las colaciones de los hermanos, danzadores y tamborilero.  

La Cofradía de la Virgen de las Nieves, fundada por un grupo de pastores, luego será la más potente por el voto que hizo este pueblo de guardar su fiesta y deciden vender las propiedades de las otras existentes para engrandecer ésta y edificar una casa y hospital. También en sus libros aparecen los danzantes a los que se daba cada año un par de zapatillas nuevas (estas pagadas por el concejo por ser la fiesta del voto), pago del tamboritero por tocarles la víspera y su festividad, manojos para la hoguera, cohetes etc… son gastos que se suceden año  tras año durante este siglo XVIII y que representan el volumen más alto de los gastos que soporta esta cofradía que tenía sus propios instrumentos de xeringa y tambor.            

Incluso otra cofradía que de alguna manera estuvo vinculada a la danza es la de San Antonio de Padua que se crea a principios del siglo XIX.  En 1822 esta congregación acuerda admitir como cofrade al tamborilero Alonso Delgado con la condición de venir a tocar la “gracia”, y taña los instrumentos de la cofradía. Esta melodía que a muchos les sonará es una canción narrativa o romance de los milagros de San Antonio que podría situarse en la fecha de la fundación de la cofradía y se hizo muy popular en esta zona y posiblemente era con la que acompañaba el tamborilero el pasacalles para lucimiento de los cofrades.

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Danzante y tamborilero de principios del siglo XX

Para terminar, quisiera destacar algunos instrumentistas muy importantes que fueron claves para el mantenimiento de la danza en Gatón de Campos:

A mediados del siglo XVII ya he mencionado a los tamborileros de la taberna, los Astudillo, pero el que tenía título de maestro y formador de los danzates era Lucas Martínez, y por ello preferente a cualquier otro tamborilero local. Como curiosidad, voy a leer parte del contrato de los mozos con Lucas Martínez en 1633: “Diego Sánchez, hijo de Domingo Sánchez y Diego Marcos, hijo de Julio Marcos, difunto, vecinos naturales de esta villa contratamos a Lucas Martínez, maestro de tamboril y estado y vecino en esta villa para venir a tañer los bailes en la casa del gobierno de esta villa, otras cuales casas o en la plaza de esta todos los domingos y fiestas de guardar, acudiendo con el tamboril a la plazuela y avisando a los dichos mozos yendo casa por casa como es costumbre. En ganancia por su trabajo le han de dar los dichos Diego Sánchez y Diego Marcos y demás mozos de la villa veintiseis ducados. Si dichos mozos quisieran cualquier día algunas danzas le han de dar ocho ducados por cada una de ellas. A de poder irse fuera de esta villa el día de Nuestra Señora de Septiembre, un día de San Juan o San Pedro y un domingo o fiesta después de la Octava del Corpus”.

Otros personajes importantes serían los hermanos Simón y Agustín de la Rosa. Hijos de un afamado cantador de jotas y dulzainero de Villalón y una panderetera que tocaba los domingos el baile íntimo en la panera de Herrín. Simón fue dulzainero municipal, alguacil y director de la banda de Villarramiel quien tocó muchos años a la danza y la llevaba como invitada a las romerías y eventos en Villarramiel. He escrito algo sobre Agustín, que luego fue un gran catedrático y poeta, comenzando su carrera dando clases en esta escuela de al lado a algunos niños entre ellos al ilustre padre Zacarías García Villada.

También los dulzaineros locales los Quintana Martínez, una familia de carpinteros que vivían en la calle del pozo.  León Quintana y sus hermanos Antonino y Victoriano son los primeros dulzaineros de los que tenemos noticias en este pueblo. Al fallecer León la familia decide trasladarse a Villanueva del Campo donde Jerónimo trabajará de albañil, compatibilizando el oficio de dulzainero que había aprendido de su tío Antonino, acompañado a la caja un niño por su hijo Gelasio: “Mi padre fue el que me metió el oficio y la música en el alma”. Gelasio a quien visitamos un par de veces en la residencia de ancianos de Villanueva del Campo junto a Carmelo de la Rosa, pocos años de antes de fallecimiento, nos asegura que no faltaba ningún año acompañando a su padre a la fiesta de las Nieves y nos canturreó algún lazo que aún recordaba y un bonito pasacalles de los típicos de los danzantes. Fue director de la banda de Villanueva del Campo durante 75 años, y uno de los músicos más emblemáticos de la provincia de Zamora. Un amplio repertorio de las composiciones para dulzaina y tamboril que se imparten en la Escuela de Folklore de Zamora procede de estos Quintana de Gatón.

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Cuadrilla de danzantes de Gatón con Emiliano

Otro dulzainero digno de mención es Raimundo Sánchez y sus hijos Emiliano y Miguel conocidos en la zona por el apodo de “los cabezorras” que eran de Palacios de Campos, a los que frecuentemente acompañaba su pariente Fausto del Río, “maltoca”. Era Raimundo un entusiasta de las danzas de palos de la zona y si podía no faltaba a ninguna, pero en cambio cuando solicitaban sus servicios para el baile si podía se lo pasaba a su primo Fausto. Raimundo tuvo el privilegio de hacer sonar con su dulzaina las notas de la Marcha Real cuando el convoy entraba en cada estación durante la inauguración de la línea de ferrocarril Palencia-Villalón, que inauguró su majestad Alfonso XIII en julio de 1912. Emiliano toco a los danzantes durante las cátedras de la Sección Femenina en los años 60.

He querido terminar mi pregón hablando de lo importante y antigua que fue vuestra danza para las generaciones pasadas. Las tradiciones forman parte de la identidad de un pueblo y su sociedad, y por ello es importante que los jóvenes las conozcan para que las vivan, las sientan, las conserven, y a la vez se sientan orgullosos de sus raíces. Las costumbres cambian, se adaptan a nuevas situaciones, pero no deben de ser olvidadas, pues un pueblo sin tradiciones es un pueblo sin pasado, sin vida, sin historia. Por eso os animo a que os volváis a enganchar a vuestra danza y hagáis todo lo posible por darla continuidad.

Estos nuestros pueblos, austeros y humildes, hoy patria de una España desnuda y venida a menos, serían irreconocibles para alguien de tiempos pasados que hubiera contemplado sus fiestas en las que la danza y la dulzaina eran símbolos que se llevaban con orgullo. La despoblación y el poco apoyo recibido para fomentar su conservación han influido en la paulatina desaparición de este rico patrimonio inmaterial. Los tiempos han cambiado y es preciso que todos aportemos nuevas iniciativas. Os deseo de corazón unas felices fiestas y disfrutéis de vuestra danza, vuestra novena, vuestra hoguera, etc.

Quiero alentar a la Asociación Fuente de Molillas para que continúen en esa labor de poner en valor la cultura y el patrimonio de Gatón. ¡¡Viva la Virgen de las Nieves!!, ¡¡Viva Gatón de Campos!!.

¡Gracias amigos y vecinos de Gatón de Campos!

Pregonado en Gatón de Campos el día 28 de julio de 2023 por Rafael Gómez Pastor.

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