Nave de la epístola

Retablo de la Virgen del Carmen

Esta nave de la epístola es la que más modificaciones ha sufrido a lo largo de la historia, siendo durante muchos años capilla de Nuestra Señora del Rosario que fue comprada en 1671 por 150 ducados por el miembro del Santo Oficio de la Inquisición Antonio Beneitez, como lugar de enterramiento para él y sus hijos Francisco y Antonio presidido por un escudo con sus armas y la condición de no perturbar a los cofrades de Nuestra Señora del Rosario en las misas que tienen cada año.

En esta misma nave estaba situada la pila bautismal, un retablo dedicado a San Roque, y otro a San Sebastián que fue dorado por Antonio Rodríguez en 1775, junto con otro de San José que ya no existen.

Actualmente hay un retablo barroco compuesto por algunas tablas del que realizara Santiago Carnicero en 1676 (que trajeron en carros los mozos de Villafrades desde Villada donde tenía el maestro el taller), y el trono donde estaba situada la Virgen de Grijasalbas en la Iglesia de Santa María y que fuera realizado por Carlos Carnicero en 1707.

Completa el conjunto una talla de la Virgen del Carmen (1920) y una pequeña puerta de sagrario con pintura sobre tabla que representa la figura del Señor. Dicha pintura se encontraba muy deteriorada pero tras un robo ocurrido en la iglesia años atrás, los ladrones la limpiaron para poder comercializarla, motivo por el cual se encuentra en la actualidad en perfecto estado.

Altar de las Ánimas

En esa misma nave podemos ver otro retablo que se puede fechar sobre el s.XVI. Presenta en su banco dos pinturas de Santa Rosa de Lima y Santa Teresa y dos lienzos bastante valiosos de las Ánimas del purgatorio y del Calvario del mismo siglo. Fue realizado por encargo de la Cofradía de las Ánimas. Tenía capilla en Grijas Albas antes de su traslado. Se repara en 1734 y en 1767 se ajusta a un zapatero para coser los 3 frontales. Sobre este altar estaban colocadas a ambos lados dos imágenes, una de San Antón, y otra de San Antonio de Padua (1922).

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