Queseros, comerciantes y hosteleros

A través de esta galería podemos recordar a una serie de personas nacidas en Villafrades y que desde tiempo inmemorial se lanzaron por el mundo. “Ya nuestros tatarabuelos, abuelos de nuestros padres, cargaban un par de mulas y hacían algunos viajes a Galicia, a vender medias que allí se hacían, y se hacen. Más tarde fuimos saliendo niños y gentes formales, unos a crear industrias y otros a ser comerciantes”, escribe Maximino Rodríguez Herrero en Villafrades de Campos ¡¡Este es mi pueblo!!. Los siglos XVIII y XIX traerán al pueblo una prosperidad desconocida con el florecimiento de los mercados y los flujos comerciales. El sistema que utilizaban los viejos arrieros de Villafrades como Dionisio Blanco Vicente y Eugenio Franco Pérez en el siglo XIX para salir a vender fuera era el de los carros y animales de tiro dado la dificultad por las condiciones del firme de los caminos y las reatas de mulas para el transporte de sus géneros, pues el ferrocarril no llegaría hasta el año 1912. Los principales puntos de destino eran Galicia y Asturias para el comercio de las mercancías, y así lo confirman las respuestas del Catastro Marqués de la Ensenada de Villafrades de 1752: “Juan Herrero que trata en llevar estameñas de diferentes colores de la ciudad de Palencia a Bilbao y las Asturias y traer pescado sin traer ningunos dineros de dicho trato”.

Las exportaciones de la rica lana son numerosas para ser manufacturada en Cataluña y la sierra de Cameros, aprovechando las viejas sendas abiertas por estos antiguos arrieros, y salen en desbandada a comercializar los productos de nuestra tierra. Es sin duda la época de mayor esplendor de nuestro pueblo con el afloro de numerosas compañías de queseros (el primero conocido es Alonso Herrero que en el siglo XVIII trataba en comprar queso en la zona y llevarlo a vender a la ciudad de Palencia), tenderos, comerciantes de telas y estameñas, cueros, embutidos e incluso banqueros.

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