Fray Antonio Sánchez de la Rosa (1838-1900)

Azarosa vida la de este ilustre villafradeño, fray Antonio Sánchez, quien dedicó gran parte de ella a cultivar la fe cristiana en las Islas Filipinas como misionero franciscano de la provincia de San Gregorio, en aquel imperio español cuyos dominios eran tan extensos que no se ponía el sol. Llevó una vida ejemplar, consagrada y dedicada al apostolado, con renuncia absoluta de todos los bienes materiales. Dejó hogar, familia y patria, para buscar nuevos territorios y almas obteniendo muchas conversiones gracias a su celo y notable espíritu misionero. Hoy en día es considerado el mejor lexicógrafo, con grandes conocimientos del léxico, la etimología y la lengua bisaya de Filipinas y acreditado también por sus contribuciones como escritor de gran número de novenas y devocionarios. La dedicación por sus feligreses, acogiendo los valores de los indígenas para promover su formación, le hizo ser muy admirado allí donde estuvo.

Fray Antonio Sánchez de la Rosa

La pérdida uno de los libros de bautismos de la iglesia de San Juan Evangelista (de 1817 a 1851), nos impide conocer más datos sobre Antonio, aunque sabemos que nació el 17 de octubre de 1838 en Villafrades de Campos, entonces diócesis de León. Hijo de Julián Sánchez y Mónica de la Rosa. Sus abuelos paternos José Sánchez y Rosalía Herrero y por la parte materna, Antonio de la Rosa y Ángela Chico. Aunque no conoció a su abuelo materno, le pusieron el nombre de Antonio en su honor. Tuvo cuatro hermanos: Severo, Felipe, Leonarda y Gabino. Dos de ellos murieron párvulos Brígida (+1836) y Ángela (+1844). Sus padres se casaron el 3 de julio de 1824. Residían en la calle del Prado nº 17, aunque posiblemente Antonio hubiera nacido en una casa anterior, en el barrio de San Pedro, donde vivían sus padres cuando falleció su abuela en 1835. Fue confirmado por el obispo de Palencia D. Carlos Laborda el 3 de julio de 1844 junto a sus hermanos Leonarda y Felipe en la iglesia parroquial de San Pedro de la vecina localidad de Gatón de Campos.

Iglesia de San Juan Evangelista y pila bautismal donde fue bautizado fray A. Sánchez de la Rosa

Desde su infancia se inclinó por el claustro, cursó sus primeros estudios en su Villafrades natal y los terminó con notable aprovechamiento. Su maestro de primeras letras fue D. Romualdo Ibáñez, una persona dedicada en cuerpo y alma a la enseñanza y apasionado por transmitir la cultura y riqueza del lenguaje a sus alumnos, cómo demuestran algunos documentos.

Casa donde vivió Fray Antonio Sánchez

Su madre falleció cuando Antonio tenía sólo 13 años, en 1851 y su padre, jornalero de profesión, en 1870 a los 70 años, cuando su hijo ya se encontraba como misionero en Oriente.

Documentos escolares: lección de las sílabas para niños y otro de caligrafía de D. Romualdo.

Desconocemos donde cursaría sus estudios de Humanidades y Filosofía, quizá en Villarramiel, como lo harían poco después otros misioneros villafradeños, o en el convento franciscano Santa María de Jesús de Villalón que fue demolido al poco tiempo. Lo cierto es que vistió el hábito franciscano a los dieciocho años el 4 de noviembre de 1855, y profesó un año después junto a su primo, Domingo de la Rosa, quien posiblemente embarcó como corista, es decir, miembro del coro o capilla musical.1Fray Domingo de la Rosa, predicador, lector de Sagrada Teología, nació en Villafrades, diócesis de León, en 12 de mayo de 1840 (este dato facilitado por el archivo franciscano no lo hemos podido confirmar con exactitud), profesó en 4 de noviembre de 1856, arribó a Filipinas en 1857, fue nombrado Maestro de Teología en 1860, lector de Teología en el convento de Manila 1864 y 1865, estuvo estudiando el idioma tagalog en Pililla en 1866, fue nombrado vicerrector del colegio de Consuegra en 1867, lector de Teología del mismo colegio en 1868 al 1870, cesó en ese cargo en 1871, volvió a Manila en 1872 y fue nombrado el mismo año ministro de Paete, de Gumaca en 1873, de Binangonan de Bay en 1874, Guardián de San Francisco de Manila en noviembre del mismo año, electo Definidor y ministro de Obando en 1876 y 1877, ministro de Santa Cruz de la Laguna en el propio año y sigue en la administración de este pueblo, de cuyo distrito eclesiástico es Vicario foráneo hasta 1880. No se sabe fecha de su fallecimiento, aun vivo cuando Gómez Platero estaba escribiendo; no figura en las asignaciones del capítulo de 1882 la lista de Cruz. En 1879 tenía 11.164 almas 582 bautismos, 135 casamientos y 546 defunciones. Fue enviado por sus superiores para Filipinas con la segunda misión de los colegios en 1857 en un viaje misionero, dirigido por Fray Juan Ortiz de Fuensalida, junto con otros treinta y ocho frailes franciscanos. Los dos primos dieron su adiós a la patria partiendo del Colegio del Carmen de Pastrana y se embarcaron en el puerto de Cádiz, vía El Cabo, el 17 de enero de 1857, y llegaron a Manila el 27 de junio del mismo año.

Convento del Carmen en Pastrana (Guadalajara). La Ilustración Española y Americana.
Convento de San Francisco en Manila

Esta misión fue una verdadera promoción de escritores ilustres y figuras destacadas de la orden como los hermanos fray Pedro Moya y Serafín Linares como provinciales, poetas como Manuel Crespo, que además publicó una gramática en Bicol; y lexicógrafos, como el anterior y los dos primos villafradeños. Tenemos en nuestra colección una interesante fotografía que Antonio se hizo recién llegado a Manila en los estudios de D. Cándido Bonifaz, un catalán residente en Intramuros (Filipinas). En ella aparece sentado con un paraguas en su mano derecha y un sombrero en la izquierda.

Fray Antonio Sánchez. Fotógrafo: C. Bonifas. Colección R.G.P.

Después de su ordenación en la Iglesia de San Francisco de Asís en Intramuros, Manila, Fray Antonio fue destinado en obispado de Cebú a la provincia de Sámar, en las Bisayas Orientales (fue la primera isla de Filipinas vista por la expedición española de Fernando de Magallanes el 16 de marzo de 1521), con más de 20.000 almas divididas en doce parroquias muy dispersas. Aquella provincia era plena selva, sin más vías de comunicación que los ríos, plagados de “buaias” (caimanes) y el mar cruzado con pequeñas embarcaciones llamadas “barotos”. Casi todo su territorio sumamente fragoso y cruzado de cordilleras y barrancos cubiertos de bosques impenetrables y la hostilidad de la naturaleza con frecuente aparición de tormentas tropicales.

La población se llamaba Laoang, un pequeño municipio apiñado en tortuosas, desiguales y desniveladas calles en la isla de Calamutang (Sámar del Norte) donde es destinado en 1862 a la iglesia del Arcángel San Miguel que contaba con 5.185 almas, para pasar luego a la del Patriarca San José de Catubig en 1865. También atendía, por escasez de religiosos, a las iglesias de la Natividad de Nuestra Señora en Las Navas y la de San Juan Bautista de Pambujan que se comunicaban con el pueblo de Catubig por el río, que era navegable, aunque para casos urgentes y, en casos de avenidas, Antonio tenía que atravesar por unas sendas muy penosas. Su primo Domingo permaneció como maestro de Teología en Manila.

Misiones de Fray Antonio Sánchez en la isla de Sámar

En Manila se hablaba el español, pero en aquella provincia exclusivamente el bisaya, un dialecto del tagalog. No poder usar su idioma le acarreó serias dificultades de comunicación al principio. La población de esta zona tenía fama de ser gente fornida y valiente, pero muy dada a juntarse a beber y emborracharse. Todos los domingos del año su principal diversión eran las peleas de gallos que siempre acababan en broncas y altercados. Más de una vez fueron apedreados los frailes franciscanos por recriminarles estos vicios. Eran gentes muy piadosas y el catolicismo de ellos, como el de nuestros pequeños pueblos y aldeas castellanas, sirvieron para que el padre Sánchez emprendiese su misión con lo que había aprendido en su infancia, del cura D. Melchor Balboa.

Iglesia del Patriarca San José (Catubig)

Las deficientes condiciones higiénicas y las humedades, muy comunes en la zona, provocaban gran número de epidemias de asma, disentería y una especie de lepra, con posibilidad de cura si se hallaba método. La convivencia en estas circunstancias posiblemente le provocaron las fiebres que motivaron cayera enfermo volviendo a Manila en 1868 para restablecer su salud, pues la escasez de médicos y “vacunadorcillos” en una isla frecuentemente azotada por pestilencias de cólera y viruela hacía muy difícil su curación.

Restablecido regresó de nuevo a Sámar nombrado ministro de Borongan, sitio con mucha niebla (borong en el idioma visaya) que levantan dos ríos infectados de cocodrilos, el Loan y el Giborongani, entre cuyas márgenes se halla. Antonio permaneció allí la mayor parte de su vida misionera, más de diecisiete años. Era un municipio cabecero de la parte oriental de la isla con 55.000 habitantes, muy dispersos, donde contaba con cerca de 8.000 parroquianos en la iglesia de Nuestra Señora de la Natividad donde hizo su presentación ante sus feligreses el día 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción.

Estaban anejas a este pueblo cuatro barangayes o pequeñas aldeas, de las cuales la primera llamada Bugás, situada en la costa sobre una pequeña ensenada con su iglesia de madera dedicada a San Roque. La segunda, Meydolong, en una llanura sobre la playa de una ensenada y en ella la pequeña iglesia con la advocación de San José. La tercera, Suribao, situada en la desembocadura del caudaloso río que le da nombre. La cuarta sobre las márgenes del mencionado río Suribao, a unas dos leguas de la anterior y tiene su pequeña iglesia dedicada a Santo Domingo de Guzmán.

En 1768, los jesuitas, tras su expulsión, habían entregado la administración de Borongan a los franciscanos y la hostilidad de la población hacia ellos aún era palpable y no se les tenía tanta estima teniendo ciertas dificultades con las gentes. Aun así Fray Antonio Sánchez se granjeó su amistad y fue Comisario Provincial de allí en varias etapas.

PROBLEMAS CON LA SECTA DIOS DIOS

En su etapa como párroco en Borongan, empezaron a aflorar, en todo el territorio, manifestaciones contra el dominio español y hostilidades frente al poder de las órdenes religiosas. El motín de Cavite en 1872 y el fusilamiento de tres clérigos filipinos creó un caldo de cultivo que se incrementó en Borongan con una epidemia de cólera en el año 1883, con tasas significativas de mortalidad. Esto allanó el camino para el surgimiento de una secta que floreció en Borongan, los Dios-Dios, quienes, en septiembre de 1884 después de un reclutamiento intensivo durante dos meses consiguieron unos 300 o 400 seguidores. Aprovechándose de la ignorancia y supersticiones de algunos campesinos boronganos, prometían la resurrección para los que habían muerto en aquella peste.

Líderes dios-dios

Dirigidos por Dionisio Magbuelas, “Papa Isio”, uno de cuyos lugartenientes era el famoso bandido Dico, que se hacía llamar rey Ludovico I, dios de Borongan quien fue capturado el día 7 de diciembre de 1885 y presentado al gobernador de la provincia.2La captura se verificó en un encuentro que tuvo en Borongan la Guardia Civil, al mando del teniente Íñigo y el alférez Ramos. En este encuentro perecieron seis u ocho individuos de la partida de Dico. La mayoría eran simples charlatanes que vendían amuletos y trozos de papel mágicos. Sus miembros, por lo general, pobres rurales, decían que el sacerdote franciscano había alentado la siembra, el cultivo y la cosecha explotando a los colonos para enfrentarles a los campesinos. Realmente seguía un poco el trabajo comenzado años antes por el hermano Juan Navarrete quien había escrito en lengua visaya un reglamento para la distribución y cultivo de tierras baldías (era un admirador de este hermano y en 1897 arregló y publicó una colección de 97 fábulas en verso bisaya compuestas por Navarrete). Fray Antonio era amenazado por estos insurrectos rebeldes, que pretendían matarlo y prender fuego a la ciudad y su iglesia.

Informó de este peligro al gobernador español con esta angustiosa carta del 29 de octubre de 1884: “Muy Señor mío y de toda mi consideración triste noticia. Las visitas del Norte y barrios de Borongan sublevados. Mas de 300 personas en el sitio de Soroc, fue el Señor Alférez con su fuerza y varios voluntarios y cuadrilleros. Los sublevados tuvieron un muerto. Su destino es venir a Borongan, matar al Padre, a la Guardia Civil y algunos otros. A los sublevados se les une mucha gente de Libas, Boloan, Magtaon, Pagbabangnan y de este pueblo mismo. El pueblo está acobardado. Yo estoy en casa del Capitán D. Pedro Abelgas, y desde aquí le escribo a V. No se puede salir del pueblo; estamos rodeados de contrarios. Se necesitan auxilios lo más pronto que sea posible. No sé si ésta podrá llegar a V. Repito que se necesitan auxilios, pero lo más pronto posible. Nuestras vidas y el pueblo corren peligro. No puedo ser más extenso”.

Volvieron a atacar Borongan durante la visita del gobernador, el 5 de enero de 1885, donde en la revista al lugar de San Saturnino, pedanía dependiente de Borongan, sorprendieron a una patrulla de la guardia civil desarmándola. Un alférez de la guarnición de Borongan con cuatro guardias alcanzó a los rebeldes y a pesar de recibir de ellos verdaderas descargas, les causó un muerto y varios heridos, volviendo al pueblo de Borongan, donde se decía que por la noche iban a entrar por la fuerza a matar al Padre Ciezar y apoderarse del cuartel asesinando al alférez: “…como la otra vez una nueva asonada tuvo por móvil cierta monotonía religiosa de sus habitantes, aún en estado salvaje. Fanáticos de una religión que presumen haber creado, tienen sus dioses que son otros tantos iguales a sus creyentes, que con título tan pomposo los llevan y los traen a su capricho. Hacen su propaganda por la fuerza, al estilo musulmán, y cuando practican este sistema se hace preciso reducirlos por las armas, no sin que ellos procuren la defensa. Esta vez sorprendieron un puesto de la guardia civil, llevándose las armas, siendo perseguidos por el alférez de Borongan y cuatro guardias, causándolos un muerto y heridos y algunos prisioneros. El teniente del mismo instituto de Villarreal tuvo un encuentro con otros sectarios de la misma religión, que desatendiendo las intimaciones que les hizo, fueron atacados, resultando algunos muertos y heridos y dispersándose los demás. Un dato para juzgar estos sucesos. La primera vez, el año pasado, cuando estos religiosos se amotinaron retirándose a lo más alto de los montes donde se hicieron fuertes, fueron movidos por sus dioses que les vaticinaron morirían entre las aguas del mar que iban a inundar el pueblo” (La Correspondencia de España 12/1/1885).

Fray Antonio junto a un nativo. Archivo Franciscano.

La respuesta de las autoridades españolas fue activa, con detenciones que provocó nuevos conflictos en Pinabacdao, Lanang, Calbayog, Las Navas, San Sebastián, Guiguan, Sulat, etc. hasta que el movimiento fue extinguiéndose o desapareciendo de la vista española a partir de entonces hasta su reaparición como pulahanes3Las autoridades españolas les llamaban babailanes. en la década de 1890. Finalmente, el secretario del gobierno político militar de Sámar D. Jesús Manso de Zúñiga capturaría a los principales cabecillas de esta secta del Dios Dios.

Antigua iglesia de Borongan, ampliada por Fray A. Sánchez en su etapa como párroco. Fue derruida en 1960.

Un dato significativo de la labor social y evangelizadora de Antonio en esta ciudad es que tuvo que ampliar la antigua iglesia, que fue demolida posteriormente en 1960, para acoger a sus muchos fieles.4En 1879 la parroquia de Borongan tenía 9858 almas, 2521 tributos, 435 bautismos, 44 casamientos y 157 defunciones. Al igual que hizo en los lugares en los que fue destinado, trabajó afanosamente en la educación y el mantenimiento de la escuela, un edificio que había construido el padre Juan Navarrete años antes con sus propios ahorros. En sus años de párroco en esta población tenía un maestro de niños, Eugenio Daza, una maestra de niñas, Zósima Saco y un asilo de huérfanos. Aquí enseñaba también, además del catecismo, música, lectura, escritura, y aritmética a la población.

Peleas de gallos

Durante esta etapa se implica en los problemas sociales y propone mejoras en la ciudad y la modernización de su estructura urbana, abre cuatro calles más, y modela en parte los rasgos esenciales a una fase de modernización. Dice Lope C. Robredillo, que en 1880, cuando ya llevaba Antonio 12 años en Borongan, ya tenían camas, amueblaban sus casas con habitaciones y habían desechado la paia o el hongot durante las comidas con los visitantes (cocos utilizados como vasos y platos). La ropa de abacá, planta de gran porte con la que se hacían telas, estaba casi olvidada.

Realizó proyectos de mejoras de caminos e infraestructuras para facilitar, no sólo las visitas de la evangelización y permitir que la gente fuera a la iglesia los domingos, sino también para el comercio de sus productos y poder venderlos sus habitantes en el “tabo” o ferias semanales, quienes se preocupaban más por sus granjas y apenas reconocieron su importancia. El padre Antonio con la ayuda de otros franciscanos se convirtieron en constructores de carreteras. En 1873 junto con los hermanos Felipe Vázquez y Pablo Benavides abrieron un camino a Lanang; y en 1874 comenzó un proyecto que aún hoy día no se ha acometido, la construcción de una carretera de Borongan a San Sebastián.

Plano de Borongan actual

Tras esta etapa de Borongan se trasladó a Manila y fue nombrado definidor o consejero del prelado principal para el gobierno de la región y a la vez vicario del Real Monasterio de Santa Clara en Intramuros, un convento de franciscanas que fue destruido durante la Segunda Guerra Mundial.  Durante un par de años (1885-1887), se dedicó a rematar y publicar el Diccionario Español-Bisaya y Bisaya-Español para las Provincias de Sámar y Leyte en 1886.

Dos años después, en 1888, regresó a Sámar, como sacerdote parroquial de las iglesias de San Francisco de Dapdap y Tarangnan. Había tal devoción a San Francisco en esta zona que el día de su festividad, 4 de octubre, una gran concurrencia de enfermos romeros acude hasta el convento a pedir sus favores y volver sanos. Sánchez impulsó mucho la agricultura y en agosto del 1889 le concedieron permiso para el corte de madera en los montes públicos para la construcción casas y pequeñas embarcaciones. En noviembre de este mismo año fue nombrado comisario provincial de Sámar.

Catedral San Pedro y San Pablo de Calbayog

Después de su permanencia en Tarangnan, en junio de 1891 fue nombrado sacerdote parroquial en Basey, de 13.447 almas, apoyado por el presbítero Filomeno Orbeta en la iglesia del Arcángel San Miguel. Fue en este periodo donde se dedicó más a la escritura y editó numerosos novenarios y devocionales en Binisaya, incluyendo obras como Pagtoron-an nga cristianos y varias novenas dedicadas a diferentes santos entre 1892 y 1894. Mientras prestaba servicio en Basey, también encargó la fundición de dos campanas en 1893, dedicadas a San Pascual Bailón y La Purísima Concepción. En 1894 fue nombrado párroco de Calbayog y comisario de todo el Sámar donde tuvo que afrontar diversas dificultades con algunas logias (en cinco años se habían constituido 180 logias tagalas extendidas por todo el territorio de Luzón y algunas partes de Bisayas), movimientos separatistas partidarios de José Rizal y Marcelo Hilario del Pilar. Algunos curas acudieron en su ayuda como los párrocos de Carinaga, Fray Bernardino Rebolledo y el de Borauen, Fray Vicente Gutiérrez, en la isla Leyte, a los que dedicará una de sus obras gramaticales por haber ido en su auxilio en esos momentos tan aciagos por los que pasaba.

Después de concluir su mandato en Basey en 1894, se trasladó a Calbayog, la tercera ciudad más poblada de Bisayas, para ayudar a Fray Policarpo Nadador, insuficiente para 12.584 almas, y al sacerdote secular presbítero José Diasnes de 1895 a 1897, durante el cual mejoró el interior de la iglesia y construyó un nuevo convento que más tarde se convirtió en el colegio-seminario de San Vicente de Paul y concluyó las obras del puente metálico sobre el río. En los meses previos al fin del régimen español, sirvió como sacerdote parroquial de Santa Margarita y Weyler, ahora conocido como Tinambacan.

LA REBELIÓN FILIPINA

Los problemas de los frailes franciscanos con la población de la isla se habían incrementado con la manifestación de 1888 en la cual se pidió la expulsión del arzobispo de Manila P. Payo y de las órdenes religiosas. Todo vino como consecuencia de un polémico decreto de Benigno Quiroga, que prohibía la entrada de cadáveres en las iglesias. Se sumaban las reclamaciones de los arrendatarios y campesinos de la hacienda de Calamba frente a los dominicos, en 1890, o la persistente persecución de José Rizal, que entonces era ya el héroe del nacionalismo filipino, con proclamas y folletos contra los frailes. Desde entonces la reclamación desde distintos sectores para que se apartara a los misioneros de la vida política, económica y social del archipiélago fue una constante.

La revolución se activó en 1896, al grito de ¡Abajo los curas y los frailes!, cuando el Katipunan, una organización secreta y anticolonial, apoyada por la masonería y dirigida por Andrés Bonifacio, comenzó a influir en gran parte de los filipinos. En Gran Consejo del 28 de junio daba orden de que “…cada hermano cumplirá con el deber que esta Gran Logia le ha impuesto, asesinando a todos los españoles, sus mujeres e hijos…”.

El 1 de noviembre de 1897 el Katipunan proclamó la República de Biac-na-Bató o primer gobierno de Filipinas con Emilio Aguinaldo a la presidencia, y su primera constitución.

Rebeldes filipinos katipuneros. Fuente: wikipedia.

Los procedimientos de Aguinaldo quien se inventó un atentado sufrido por un prisionero español que quiso envenenarlo encendió a los tagalos. Se acusaba a once frailes franciscanos, hermanos de Antonio, de estar complicados en este hecho y se recrudecieron los malos tratamientos de que eran objeto los frailes españoles quienes, cumpliendo los acuerdos de los katipuneros, sacrificaban casi a diario a algún religioso español.

La situación se hacía ya insoportable y Fray Juan de Dios Villajos, el provincial franciscano y los de todas las órdenes religiosas se dirigen al ministro de Ultramar por medio de una solicitud firmada en Manila el día 21 de 1898: “Si el gobierno, los cuerpos colegisladores y los poderes supremos de la nación creen que las comunidades religiosas de Filipinas han cumplido ya con su misión social e histórica en aquel extremo Oriente, y que su continuación y permanencia allí ha de ser causa, como aseguran los filibusteros, del retroceso y del hondo malestar en que vive la colonia, nosotros nos veremos obligados a retirarnos por completo de nuestra labor apostólica, pues preferimos la muerte antes que ser causa de la desmembración de un solo palmo de tierra de nuestra patria querida”.

Ante la tibia contestación del general Primo de Rivera, Fray Juan de Dios ordenó la repatriación de los misioneros franciscanos de Samar y Leyte, entre los que se encontraba fray Antonio. Poco después vendría el ataque de Estados Unidos que, aliado con las fuerzas independentistas acabaran derrotando a los españoles y poniendo fin al largo dominio colonial.

Repatriado entonces, y trasladado a España, Antonio Sánchez fue nombrado Rector del Colegio de la Puebla de Montalbán, un convento que había sido incautado a causa de la desamortización de Mendizábal, volviendo de nuevo los frailes al convento procedentes del Colegio de Misioneros Franciscanos de la provincia de San Gregorio Magno de Filipinas. Luego pasó a Madrid, donde se sometió a operación de cáncer en la boca, donde falleció el 12 de junio de 1900, víspera de su santo, San Antonio de Padua, después de un largo y glorioso apostolado dándonos ejemplo de una muerte santa. El elogio de su paciencia en operación y enfermedad está hecho por los médicos que le operaron: “Todavía hay santos en la tierra”.

Colegio de los Franciscanos de Puebla de Montalbán

A su defunción el arzobispo de Madrid-Alcalá concedió: “…a todos los fieles cuarenta días de indulgencia por cada misa que oyeren, Sagrada Comunión que aplicaren o parte de Rosario que rezaren en sufragio del alma de fray Antonio Sánchez y si el Santo Rosario se rezare en compañía de alguna persona de la familia del finado 40 días más por cada uno de los misterios”.

DICCIONARIOS Y GRAMÁTICA HISPANO-BISAYA

Dice el padre Cayetano Sánchez que “…una de las preocupaciones de los misioneros españoles desde el siglo XVI fue el de la lengua que convenía utilizar como medio más apto para poder llevar a cabo con éxito la predicación del Evangelio en Filipinas: si en la lengua española o en las nativas de cada zona geográfica. El uso de la primera opción ofrecía la ventaja de evitar tener que traducir a lenguas desconocidas conceptos fundamentales de la nueva fe. Sin embargo, tenía, como contrapartida, el inconveniente de que podía ser recibida por los nativos con mayor recelo que si fuera en su propia lengua”.

Mapa donde se habla el idioma bisayo

Sería fray Agustín Rodríguez el primer misionero villafradeño del que tenemos noticias allá por el siglo XVI quien preparó el camino a futuros evangelizadores-traductores de nuestro pueblo cómo el biografiado, Antonio Sánchez, o Teodoro Gordaliza. El primero dedicó su estudio a la lexicografía hispano-filipina, una necesidad sentida por todos los misioneros, pero ninguno se atrevía a acometerla por el gran esfuerzo y preparación que exigía; y el segundo realizó la traducción al anamita del «Nuevo Codex Canónico», como colección de cuatro volúmenes, impresos en Bac-Ninh en 1930.

Diccionario Bisaya-Español con una emotiva dedicatoria a los Padres Bernardino Rebolledo y Vicente Gutiérrez

Fray Antonio Sánchez alcanzó un conocimiento y manejo más que notable de la lengua de los naturales de aquellos territorios. El Diccionario hispánico-bisaya para las provincias de Samar y Leyte, es su obra más reconocida. Elaborado durante sus casi treinta años de estancia como misionero en Filipinas es un minucioso trabajo de clasificación e inventario sistemático del léxico bisaya y dedicado a los hermanos franciscanos Bernardino Rebolledo y Vicente Gutiérrez. “Cuando yo oía algún termino bisaya, le apuntaba con la traducción al castellano, que según mi parecer tenía, informándome después y tomando datos al efecto, y de esta manera formé varios apuntes o borrones. Ahora, si yo no he sabido dar a cada termino su verdadera y genuina significación, mía es la falta; más estoy bastante seguro de que todos los términos, que se hallan en esta obrita, los usa el bisaya de la Provincia de Samar, porque si no los usan ordinariamente en un pueblo, los usan en otro…Querido lector, no extrañes que falten muchos términos bisayas en la presente obra, porque no me ha sido posible abarcar todos los términos de este idioma, y yo me hubiese alegrado muchísimo de haberlo podido conseguir, mas no me ha sido posible. Cada vez que voy a la raya o interior en cumplimiento de mis deberes parroquiales, oigo nuevos términos para mí, y así es necesario tener paciencia y seguir apuntando. Esta obra está sacada únicamente para alivio de los principiantes que deseen aprender el dialecto bisaya de Samar y Leyte. Lo único que te pido es, que perdones mis faltas, y ruegues a Dios Nuestro Señor por mí”.  Palabras del autor en la introducción del libro que fue publicado por primera vez en 1886.

Tras su primera edición fue revisado a fondo por él mismo en una nueva edición en 1895 con los dos volúmenes del Diccionario hispano-bisaya y bisaya-español para las provincias de Sámar y Leyte, editados en Manila y publicados por Chofré y Comp. Fue corregida y aumentada nuevamente por Fray Antonio Valeriano Alcázar en 1914. Se estima que con el Diccionario español-bisaya, Antonio Sánchez, recogía la tradición lexicográfica de todos los intentos anteriores en ese sentido.

No podía faltar entre sus obras una dedicada a la educación de los niños y escolares para el aprendizaje de la lengua española. Suya es la Gramática visayo-hispana, con algunas lecciones prácticas intercaladas en el texto, que facilitan a los niños indígenas de las provincias de Leyte y Sámar la verdadera y genuina expresión de la lengua castellana que edita en 1878. Es una obra bilingüe publicada en dos columnas para la escolarización de los niños bisayas y de esa forma combatir el alfabetismo, durante su estancia como cura párroco en Borongan.

Son lecciones sobre el idioma y la lengua en cuatro apartados en torno a analogía, sintaxis, prosodia y ortografía. Las primeras lecciones incluyen información gramatical, síncopas de nombres y verbos, los nombres de los vientos, de peces, árboles y plantas, topónimos, refranes, acertijos, etc. Se completa con material didáctico para escolares. Cierra la obra un compendio visaya, pues no todas las reglas castellanas eran aplicables al idioma visaya y con el fin de que esta gramática les sirviera de norma y facilitar el trabajo de aprendizaje. Finaliza con unos apuntes curiosos.

Al pie de la primera página lleva esta nota: «Para que los niños comprendan bien estas lecciones, encaminadas a proporcionarles algún conocimiento práctico del castellano, sin lo cual sería inútil el estudio de la Gramática, es preciso que los maestros se las expliquen y traduzcan palabra por palabra, haciéndoselas aprender de memoria». Editada por el Establecimiento Tipográfico de C. Miralles, una segunda edición inversa Gramática hispano-visaya, aparece en 1887 por la imprenta Amigos del País. El autor se la dedica a D. Emilio Terrero, gobernador general de Filipinas.

La preocupación de los franciscanos por la lengua y poder ser útil a los nuevos párrocos era evidente y paralelo a la publicación de los diccionarios en traducción bisaya del padre Sánchez, también en 1885, Gerónimo Asenjo, religioso franciscano editaría una colección de pláticas morales para todos los domingos del año: para el uso de los curas de Leyte y Samar:  “…en la traducción Visaya he procurado hacerme comprender de todos los indios; aún de los más rudos; y por eso están traducidas literalmente, y con un lenguaje muy sencillo” (Fray Gerónimo Asenjo)

OTRAS DE SUS OBRAS

Su actitud hacia la educación, pues se preocupaba diligentemente de la escuela y la educación porque solía decir que a través de esto los feligreses se forman y educan con instrucción y cuando son adultos son capaces de cumplir con sus deberes cristianos y realizar funciones gubernamentales como la de gobernadorcillos. A pesar de los difíciles medios de viajar por tierra y mar, y la barrera del idioma el P. Sánchez compuso o probablemente tradujo al samareño varias novenas que aún sobreviven hasta la fecha. Es autor también de gran número de oraciones, y devocionarios para obtener alguna gracia o pedir por una determinada intención, con textos en idioma Bisaya de las provincias de Sámar y Leyte (el que más ha escrito en dicha lengua). En Filipinas, al igual que España y América Latina, había la costumbre en muchas poblaciones de preparar las fiestas patronales con un solemne novenario en honor al Patrón o Patrona del municipio. En 1926 el escritor palentino P. Agustín Renedo Martino (1870-1936)5Nació en Baños de la Peña (Palencia) 2l 26 de agosto de 1870. Hizo el noviciado en los agustinos de Valladolid, profesando en 1888 y ordenado sacerdote en 1895. Pasó casi toda su vida en el Real Monasterio del Escorial. En 1936 fue fusilado en Paracuellos con otros cincuenta religiosos., en Escritores Palentinos (Daos bio-bibliográficos). Tomo III, hace una breve reseña biográfica de fray Antonio Sánchez y es una buena fuente de consulta de las obras que dio a la imprenta, muchas de ellas con grabados y estampaciones intercaladas y rimas poéticas del autor.

  • Devocionario bisayo La Casa Santa utilizadísimo para el verdadero cristiano de Sámar.
  • Visitas al Santísimo Sacramento (1884). Imprenta Amigos del País, Manila.
  • El Astete, un pequeño cuadernillo o catecismo en bisaya muy útil para los niños.
  • La madre Cristiana y el niño cristiano (en la prensa filipina)
  • Fábulas compuestas por Fr. Juan Navarrete de la seráfica religión de San Francisco de Asís y arregladas por Fr. Antonio Sánchez. Tipografía de Chofré y Compañía (1895.) Con sendos dibujos litografiados, alusivos, a la cabeza da cada fábula. Las fábulas son noventa y una, todas en verso bisaya de Leyte y Samar; y cierra el volumen un diálogo sobre el matrimonio, también en verso, firmado por Fr. Antonio Sánchez de la Rosa con sus correspondientes grabados.
  • Pequeño devocionario titulado: Caopayan sa Cálao (Monte Calvario) Imprenta, Amigos del País, Manila (1892)
  • Novenas a la Virgen María Patrona de los pueblos de Borongan y Calbayog (1892) Imprenta de Amigos del País, Manila.
  • Novena a María Santísima (1892) Pequeña imprenta del Asilo de Huérfanos de Na a de Consolación.
  • Novena a la Purísima Concepción de María Santísima
  • Novena del Nacimiento de la Santísima Virgen
  • Novena de Nuestra Señora de Belén (1892) Imprenta de Amigos del País, Editora de «La Voz Española» Manila
  • Novena del Rosario (1892) Imprenta Amigos del País, editora La Voz de España, Manila
  • Novena de la Luz o Casirac (1893) Imprenta dé Amigos del País, Editora de «La Voz Española» Manila. Al final van unos versos acrósticos
  • Novena de los Dolores
  • Novena de San José (1892) Imprenta de Amigos del País, Editora de «La Voz Española» Manila
  • Novena de San Francisco de Asís (1892 y 1894) Pequeña imprenta del Asilo de Huérfanos de Na Sa de Consolación.
  • Novena de San Antonio de Padua (1885 y 1890) | Imprenta del Real Colegio de Santo Tomás con grabado del Santo
  • Novena de San Vicente Ferrer (1892) Imprenta Amigos del País, editora La Voz de España, Manila. Segunda edición (1895) Asilo de Huérfanos de Ntra. Sra. de Consolación. Grabado el Santo a la vuelta de la portada.
  • Novena de San Roque (1890). Imprenta Santo Tomás, Manila
  • Novena de San Isidro (1890). Imprenta Santo Tomás, Manila
  • Novena de San Juan de Dios
  • Novena al Santo Niño de Cebú. (1893) Imprenta Amigos del País, editora La Voz de España, Manila
  • Novena a Na Sa de Casaquitan (1895) Imprenta dé Amigos del País. Manila. A lo último van unos versos acrósticos.
  • Novena de las Ánimas del Purgatorio (1868, 1869, 1882, 1892 y 1894)
  • Novena a San Miguel Arcángel (1892) Imprenta Amigos del País, editora La Voz de España, Manila
  • Novena a Santa Rosa de Lima (1892) Imprenta Amigos del País, editora La Voz de España, Manila
  • Oración: Casayohan san pag-oración (1886). Imprenta Amigos del País, Manila.
  • Oración: Pahoalad santo Rosario con grabados intercalados (1868)
  • Oración: Casayokan I para el Padre San Francisco de Asís (1892) Imprenta Amigos del País, editora La Voz de España, Manila
  • Oración: Paghalad I santo Rosario se usa para San Francisco de Asís con grabados intercalados. de la orden: Hospicio de San Pascual (Manila), 12 Marzo 1886
  • An Santos, Oración a Nuestro Señor Jesucristo (1892) Pequeña imp. del Asilo de Huérfanos de Ntra. Sra. de Consolación
  • Devocionario: Pagtoron-an naga cristianos ñgaguinsurat Nip Gaspar Asiste sa palong ñga quinachila ñgan sinumpayan man ni D. Gabriel M. de Luarca. 2.a impresión corregida. (1892) Imprenta dé Amigos del País, Editora de «La Voz Española» Manila.
  • Devocionario: Aniroyngacristiana san Padrengasi. (1895) Imprenta dé Amigos del País, Editora de «La Voz Española» Manila. Texto casi todo en verso.
  • La Pasión del Señor. Viacrucis (1893) Imprenta dé Amigos del País, Editora de «La Voz Española» Manila. Algunos grabados ilustran el texto.
  • Devocionario: An Santos nga balay Guinbinisaya con las licencias necesarias. Imp. del Colegio de Santo Tomas (1895). Con numerosos grabados que ilustran el texto.

A MODO DE CONCLUSIÓN

De esta aproximación a la obra del lexicógrafo villafradeño podemos extraer que fue un hombre culto y experimentado, posiblemente como hemos señalado al principio debido a la educación recibida en la escuela de su pueblo natal. Un sacerdote infatigable y gran patriota que supo hacer amar y venerar a aquellas gentes el nombre de España. Muy piadoso en su sagrado misterio por el gran número de oraciones, novenas, devocionarios, etc. No es baladí su gran labor como párroco y obra social y formativa que le sirvieron para reforzar los vínculos con los nativos potenciando para ello la lengua como pilar estratégico, realizando una encomiable labor de conservación del lenguaje autóctono.

Llegado a Manila en 1857, es en opinión del historiador Wenceslao Retana el misionero más prolífico en lengua cebuana. Demostró con creces los grandes servicios educativos en Filipinas de los misioneros de la iglesia de San Francisco de Asís de Intramuros, Manila.

Estas memorias de Fray Antonio Sánchez son retazos de una vida dedicada al evangelio y de una persona que también hizo cosas importantes por sus parroquianos que influyeron en el aprecio que se le tuvo en todos los pueblos, sobre todo en Borongan, a pesar de que también tuvo que superar muchas dificultades y luchas personales con algunas sectas. Con tristeza tuvo que abandonar la isla y ver con sus propios ojos la pérdida de la colonia y el ocaso del Imperio Español. Es fácil sospechar que poco después le llegarían noticias a su monasterio de Puebla de Montalbán de la guerra filipino-estadounidense con las insurrecciones de los tagalos y sus feligreses de Sámar que fueron masacrados por el ejército americano y les causó 250.000 muertos, incluidos muchos de los pulahanes que tanto le atormentaron. Sin duda algo tuvieron estos acontecimientos con la cruel enfermedad que le atacó durante los dos años últimos de su vida.

Tuvo su influencia en generaciones de jóvenes villafradeños que siguieron sus pasos cómo misioneros en Oriente como Buenaventura Gordaliza, Teodoro Gordaliza o Gregorio Rodríguez.

BIBLIOGRAFÍA:

-Archivo Diocesano de Valladolid. Iglesia de San Juan Evangelista de Villafrades.

-Archivo de la Provincia Franciscana de la Inmaculada de San Francisco el Grande de Madrid.

-Archivo Municipal de Villafrades

Estado geográfico, topográfico, estadístico, histórico-religioso, de la santa y apostólica provincia de S. Gregorio Magno (1865). P. Fray Félix de Huerta

Escritores Palentinos. Tomo III 1926 Imprenta del Real Monasterio de el Escorial. P. Agustin Renedo, O.S.A.

Spanish and American colonization processes in Samar. Reynaldo H. Imperial, Ph. D

Catálogo biográfico, de los religiosos franciscanos de la provincia de San Gregorio Magno de Filipinas. 1880. Eusebio Gómez Platero

El Eco Franciscano. 1892

Aparato bibliográfico de la historia general de Filipinas deducido de la colección que posee en Barcelona la Compañía General de Tabacos de dichas islas. 1906. Madrid. Wenceslao Emilio Retama, Volumen II y III.

A History of Borongan (Eastern Samar) 1604-1898. Lope C. Robredillo.

Spanish Franciscans in the Colonial Philippines, 1578-1898. Catalogs and Analysis for a History of Filipinos in Franciscan Parishes. By Bruce Cruikshsnk.

Misiones de San Gregorio de Filipinas (1854-1897) Antolín Abad Pérez

Los franciscanos y la evangelización de Filipinas (1578-1970) Cayetano Sánchez Fuertes

Cortado, Mark. (21 de octubre de 2024). https://www.facebook.com/share/p/1Ah41Bnb2J/?mibextid=wwXIfr